Es una de las primeras fuentes de Madrid, Estaba fuera de la muralla árabe y pudo ser también lugar de baños, se han encontrado además de los caños, una construcción y unas canalizaciones en torno al conjunto.
Se tiene noticias de su estructura medieval que fue sustituida en el siglo XVII por otra de mayor envergadura, diseñada por Juan Bautista de Toledo, primer arquitecto del Monasterio de El Escorial, dotándola de un conjunto de caños distribuidos a lo largo de 34 metros, con un frente de sillares y caños encajados en veneras de granito.
Se encontraba ubicada en las cercanías del Monasterio de la Encarnación, en un terreno empinado y lleno de barrancos. Las empinadas cuestas se dirigían al este del Alcazar. Durante la edad media la zona fue un barranco creado por el «arroyo del arenal» (en la actualidad calle del mismo nombre). Hasta la llegada de la Corte de Felipe II a Madrid no estuvo muy segura la posición de la fuente, la zona estaba poblada de acuíferos y la documentación hace referencia a la fuente en segundo plano.
En la actualidad se conoce la posición exacta por el descubrimiento que se hizo en 2009 de algunos de sus restos, siendo ubicada en la confluencia de la calle de los caños del Peral y la calle del Arenal. En el siglo XV, cuando se formó la plaza, tomó el nombre de la fuente del peral. En la documentación de este siglo aparece también como de las Hontanillas o Fontanillas. En algunas ocasiones denominada como Fuentes del Arrabal, no cabe posibilidad de saber si se refieren a la misma fuente o a alguna de las existentes en sus alrededores. La fuente constaba de una decena de caños y diversas instalaciones que pueden verse en el plano de Teixeira.
La fuente tenía anexado un lavadero con 57 pilas que empleaba el agua sobrante de los caños. Su uso era arrendado por el Ayuntamiento. En 1663 el ayuntamiento vendió el lavadero, a causa de los conflictos que le suponía su arrendamiento. Junto al lavadero, a comienzos del siglo XVIII, se levantó la estructura del último corral de comedias de Madrid en el solar adquirido por Francesco Bartoli, capocómico de la compañía italiana de "los Trufaldines"; corral que más tarde se convirtió en el Teatro de los Caños del Peral.
La fuente funcionó hasta mediados del siglo XIX, y quedó enterrada al allanar los terrenos circundantes con el objeto de construir la Plaza de Oriente, el Teatro Real y la misma Plaza de Isabel II. Por una razón desconocida la fuente no se desplazó, ni quedó destruida, sino tan sólo soterrada.
A comienzos del siglo XX cuando se construía la red subterránea del metro de Madrid de la línea 2 apareció la fuente enterrada a una cota de ocho metros y se mantuvo intacta. En aquella ocasión se descubrió uno de los pilones, así como una atarjea de ladrillos. En 1991 fueron localizados los restos durante las obras de ampliación realizadas por Metro, siendo técnicamente imposible su integración en el andén. En las obras para la mejora de la accesibilidad de la estación de Ópera, que se desarrollaron desde 2008, quedó al descubierto la fuente en un sorprendente buen estado de conservación.
Con la reforma de la mencionada estación de metro, tras la conclusión de las obras en 2011 se inauguró en el interior de dicha estación de metro un museo arqueológico subterráneo abierto al público y que ocupa un espacio de 200 metros cuadrados. En él se mezclan restos arqueológicos de los siglos XVI y XVII de las antiguas obras de fontanería que componían los fontanares de la plazuela de los Caños del Peral, luego llamada plaza de Isabel II. Además de la fuente se puede ver una porción del viaje de palacio o acueducto de Amaniel, y otros elementos hidráulicos como la alcantarilla del Arenal.
Se instalo una reproducción de una de la fuente en la plaza de Isabel II.
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