El pueblo,es decir, todos nosotros estamos sufriendo, día sí y día también, recortes en nuestras casas, de las comunidades de vecinos, las empresas, el Ayuntamiento, las Diputaciones provinciales, las Comunidades autónomas, el Gobierno nacional, la Comunidad europea, Estados Unidos y hasta desde el mismísimo Dios (sin ir más lejos, nos acaban de dejar sin Papa). Ya está bien. ¿no? Bueno, pues desde hace tiempo y cada vez con más frecuencia tenemos otro colectivo que se empeña en recortarnos y además desde sus púlpitos, sin piedad, sin misericordia, a sabiendas. Su simiente prende con facilidad y, poco a poco, crece entre nosotros. ¿Quienes son estos predicadores? Pues, unos cuantos periodistas, presentadores y colaboradores que, desde su estudio de televisión y armados con sus micrófonos nos lanzan bombas de racimo como las siguientes:
"Aquí estamos en casco antiguo..."
"Transmitimos desde plaza Mayor..."
"El fuego ha sido sofocado por bomberos..."
"Comunicado de Casa Real...".
"Está siendo alimentado por boca..."
Los primeros recortes, los económicos ,quiero decir, son difíciles de combatir: no tenemos más remedio que aguantarlos y capear el temporal como podamos. Pero a estos últimos, a los del micrófono -que son ultra modernos de medio pelo, atracadores de palabras, comunicadores a medias-, deberíamos plantarles cara apretando el botón del cambio de canal o haciendo correr el dial a toda velocidad. De esta forma su mensaje recortado quedaría en el limbo, y no en el limbo de los justos, precisamente, sino más bien en limbo de los mal hablados.
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