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miércoles, 19 de febrero de 2025

Calles y plazas de Madrid. Paseo de Santa María de la Cabeza

   

  Comienza en la glorieta de Atocha y discurre, salvando el río Manzanares por el puente de Praga, hasta la plaza Elíptica, ya  Carabanchel. 

  El nombre del paseo se debe a una ermita en honor a Santa María de la Cabeza, esposa de Isidro Labrador, durante el siglo XVIII. El entorno se comenzó a edificar en el último tercio del siglo XIX.

   Apenas se distingue un pequeño camino de servicio hacia el río Manzanares en el plano de Teixeira de finales del siglo XVII, en dirección a la dehesa de Arganzuela. El camino, sin embargo, existía en el siglo XVIII y conducía a la citada ermita dedicada a Santa María de la Cabeza. Esta ermita fue fundada por Francisco Párraga y cada 9 de septiembre se realizaba una romería. 

   Fernando VI decide pavimentar el Paseo de Santa María de la Cabeza y el paseo de las Delicias.​ En el periodo 1914 y 1916 el arquitecto Alberto de Palacio y Elissague construye la fábrica Osram.

  La zona comenzó a ser edificada debido al ensanche. En 1935 decide el ayuntamiento la construcción de un Mercado Municipal a la altura de calle Palos de la Frontera (nº 34) en el distrito de Arganzuela.

  Pasado el río Manzanares deja el distrito de Arganzuela para entrar en el antiguo municipio de Carabanchel Bajo, hoy distritos de Carabanchel y Usera.


viernes, 14 de febrero de 2025

Calles de Madrid. Amaniel

 

  Situada en el barrio de Universidad, desciende en dirección norte-sur, desde la calle del Conde Duque a la irregular plaza del Conde de Toreno, próxima a la plaza de España. En su estrecho trazado se han conservado edificios tan dispares como el conservatorio profesional, la fábrica de Mahou, luego convertida en Museo ABC, y las fachadas posteriores o laterales de complejos históricos como el convento de las Comendadoras o la antigua Universidad de Madrid.

   Los cronistas de la villa coinciden en que la calle Amaniel es el último rastro nominal por el que se conocía la extensa zona boscosa y reserva de caza para la realeza.​ Este origen, quizá legendario, apunta a un tal Lope de Amaniel, ballestero de Enrique II de Castilla, guarda mayor de la que luego se conocería como Dehesa y Eras de Amaniel, quedando en la actualidad la Dehesa de la Villa. 

Al inicio de la calle, en su extremo sur, en el número 2 se encuentra el Conservatorio Profesional de Música en un edificio de dos plantas bastante reformado.​

En Amaniel estuvo funcionando hasta la década de 1960 la antigua fábrica de cervezas Mahou, diseñada por Francisco Andrés Octavio siguiendo las pautas de la arquitectura neomudéjar de finales del siglo XIX. El proyecto original construido entre 1892 y 1894, llegaría a ser mejorado y ampliado en siete ocasiones, entre 1899 y 1930, hasta que la industria cervecera se trasladó al paseo Imperial, junto al río Manzanares.​ El edificio, tras años de abandono fue comprado por la Comunidad de Madrid para instalar en él el Archivo Histórico de la Comunidad, pero finalmente se convirtió en el Museo ABC en 2010.

   De la tradición cervecera de esta calle aún permanece activo en su número 25 El Cangrejero, pequeña y castiza cervecería fundada como marisquería en 1932.​


martes, 4 de febrero de 2025

Calles de Madrid. Tres Cruces

   

   La calle discurre desde la plaza del Carmen hasta la Gran Vía. A finales del siglo XIX esta calle tenía su comienzo en la plaza del Carmen y su final en la calle de Jacometrezo,​ sin embargo, tras la reconfiguración urbanística del barrio que tuvo lugar a comienzos del siglo xx con el trazado de la Gran Vía, se mutiló parte de la calle. Su nombre procede de la existencia legendaria de tres cruces, que recordaban la ejecución y quema de tres herejes condenados por el Tribunal de la Inquisición, dos mujeres y un hombre, por el (supuesto) delito de profanar una imagen de la Virgen que existía en la contigua calle de la Salud.​ Así, desde el siglo XVII se conoció y rotuló como «calle de las Tres Cruces».​ En 1612 se quiso agregar parte de la vía al convento del Carmen, pero no tuvo efecto, gracias a las gestiones de los regidores.​   

    Se conservaban antecedentes de construcciones particulares desde 1690, según un manual de 1889.​ En el número 8 estuvo el Hospital de los Franceses, fundado en 1615 por Enrique Saureu, capellán de Felipe III, para el que se construyó un nuevo edificio en 1862,​ hasta que se trasladó a la calle de Claudio Coello en el nuevo barrio de Salamanca, a finales del siglo XIX.​

    Durante la ocupación francesa se instaló en un local de esta calle la Gran Logia nacional de España con sus logias filiales, la Santa Julia y la Beneficencia Josefina, por lo que José Antonio Llorente y Benito Pérez Galdós le dan el nombre de logia de las Tres Cruces.​ Fundadas en 1809, según la historia oficial del Grande Oriente Español habían tenido acomodo previamente en la que había sido sede de la Inquisición, abolida por decreto de Napoleón, y apenas tuvo tres años de existencia pues tras la huida en 1812 de José I Bonaparte, su Gran Maestre, prácticamente desapareció.​ En el acondicionamiento del nuevo local hay constancia de que se trabajaba en los últimos meses de 1810 y de que en su decoración participaron dos miembros de la logia: el escultor Pedro Antonio Hermoso y José Ribelles,​ que pintó en sus muros jeroglíficos y alegorías de la sabiduría.​

sábado, 25 de enero de 2025

Calles y plazas de Madrid. Delicias

 

  El paseo de las Delicias (denominado originalmente paseo de las Delicias del río)​ nace en la plaza del Emperador Carlos V y finaliza en la plaza de Legazpi.​ 

  Aparece por primera vez en el siglo XVIII en los planos de Madrid. Era una avenida diseñada como una extensión del Paseo del Prado, ruta hacia el río Manzanares por el sur. Desde la Puerta de Alcalá salía este camino arbolado en ambos arcenes que solía emplearse como lugar de paseo de los madrileños de la época.  ​ 

  En el paseo se instala el Instituto del Pilar para niñas huérfanas, así como la Institución Virgen del Pilar (Colegio Nuestra Señora de las Delicias), en el número 67. En los años 1950 se ubica en la calle uno de los hoteles de lujo de Madrid: The Carlton (número 28), que cuenta en su fachada con un mosaico de Santiago Padrós.



martes, 21 de enero de 2025

Calles de Madrid. Salsipuedes

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En pleno barrio de Villaverde, se ubica está calle. Situada perpendicular a la avenida Real de Pinto (antigua carretera de Villaverde a  Getafe) y a la falta de un semáforo regulador durante muchos años, es la razón de su nombre. 

 

  Era muy difícil incorporase al tráfico de la Real de Pinto y el sufrido conductor pasaba tiempo y tiempo para salir de de calle. 

  Y ya se sabe del sarcasmo madrileño, ¡Ufff! ¡Sal si puedes! ¡Sal si puedes! y con eses nombre se quedo la calle.  Salsipuedes.


martes, 14 de enero de 2025

Calles y plazas de Madrid. Espejo

 

  Callejuela de pasado medieval entre la calle de Santiago y la de la Independencia. Su origen de atalaya morisca, que servía como torre de señales a la antigua «Mayrit» o «Majerit», y llamándose en lengua latina a estas atalayas «specula» (atalaya), pudo confundirse luego con «speculum» (espejo) y darle así su nombre legendario de Espejo.    

  Cuenta Ramón Gómez de la Serna en su descripción del origen de la Plaza de Oriente, que buena parte de esta calle del Espejo y su entorno fueron derribados en 1810 en la operación de limpieza y explanado urbanístico llevada a cabo por José I Bonaparte, que con el 'deseado' retorno de Fernando VII, se quedó en "campo inmenso, irregular y sumamente molesto para el tránsito en el rigor de las estaciones". El rey Felón se ilusionó con la empresa de hacer una gran plaza circular y un coliseo, pero cambió de idea y se quedó todo a medio hacer, hasta que en un nuevo capricho se derribó lo que había, "se niveló el terreno, se edificó el teatro y se edificaron varias manzanas de casas entre la iglesia de Santiago y la calle del Espejo, formando calles simétricas, pero que resultaban tristes y poco transitadas".​

   En esta calle del Espejo vivió entre 1777 y 1779, Francisco de Goya, tras dejar su primer domicilio conyugal madrileño en una casa contigua a la de su cuñado y protector Francisco Bayeu en la del Reloj.7​ Un siglo después, en 1877, murió en la casa con los números 9 y 11 Juan Daniel Sokondopale, director de orquesta del Teatro Real, y uno de los más activos músicos del Madrid galdosiano.​

También murió en el número 4 de esta calle el 17 de septiembre de 1883, Ángela Grassi, escritora romántica española del siglo XIX.

viernes, 3 de enero de 2025

Calles y plazas de Madrid. Manzana

   Comienza en la calle de San Bernardo y termina en la del Álamo.​ Es paralela a la calle de los Reyes, al norte, y a la de Antonio Grilo, al sur. En la manzana formada por las calles de la Manzana, los Reyes y San Bernardo se encuentra el palacio de la Marquesa de la Sonora, sede del Ministerio de Justicia.​

   Aparece tanto en el plano de Texeira de 1656 como en el de Antonio Espinosa de los Monteros de 17691​ En 1889 se conservaban antecedentes de construcciones particulares desde 1693.

    Según la tradición, en el siglo XVI habría ocupado este sitio un manzanar propiedad de García de Barrionuevo, y al formarse la calle, parece que los trabajadores habrían tenido un conflicto sobre el derecho que le correspondería a cada cual sobre la posesión de las manzanas, y por este motivo le habría quedado al paraje la denominación de la «pelea de la manzana» y a la calle simplemente «de la manzana».

jueves, 19 de diciembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. Herradores

    

   En las plaza de Herradores  confluyen las calles de San Felipe Neri, la de las Fuentes y la de las Hileras, la plaza del Comandante Las Morenas y la costanilla de Santiago.​ Toma su nombre del gremio de herreros de las caballerías que en el siglo XVII poblaban el arrabal de San Martín.​

    Conocida en la Edad Media como plazuela de los Herradores, así figura en el plano de Teixeira (1656) y en el de Espinosa (1769).​ Reunía vecindario de los barrios de San Martín y del Espejo, administrados por la parroquia de San Ginés.​   

  Además de prestar su espacio a los herradores, en esta plaza se concertaban «criados y lacayos sin acomodo para que les fueran a buscar quienes necesitasen de ellos», como asimismo ocurría en la plaza de Santa Cruz.​ Menciona también el cronista Pedro de Répide los versos que Tirso de Molina escribe en su comedia Por el sótano y el torno, cuando el criado Santillana, al temer ser despedido por doña Bernarda exclama:

¡Miren, por que la doy luz

de amantes embustidores!

Plazuela habrá de Herradores y Puerta de Santa Cruz.

No me han de faltar dos reales

y señoras de alquiler.   

«Aquí estuvieron las Paradas de las Sillas de Mano» de las que hablaron, entre otros, Tirso de Molina

     Se refiere Tirso –como también hicieron Quiñones de Benavente y Luis Vélez de Guevara en su Diablo cojuelo (1641)– a la pintoresca costumbre, en la vida cortesana de la corte de los Austrias, de que las damas tuvieran la oportunidad de alquilar sillas de mano y sus porteadores, y en la misma plaza un surtido de tías, hermanos, primos y maridos ficticios todos ellos, pero que «a tanto la hora, o a un precio más arreglado si se les tomaba por temporada»,​ las sirviesen, acompañasen, velasen o hiciesen de “carabina” en enredos y demás paseos por la Villa.     

  Répide, describiendo el trazado de la plaza, documenta en el siglo xvii la apertura del pasaje de san Felipe Neri, luego calle, por influencia del convento dedicado a ese santo italiano y con puertas a la calle Mayor.​ También estuvo en este lugar emplazado un mercado (ya desmontado antes de 1889) y una fuente del viaje de la Reina,​ que se conservó hasta mediado el siglo xx. Quedan registradas en su entorno construcciones particulares ya desde 1739.​   

  En ella estuvo el establecimiento fundado en 1621 como Hostería Española, luego más conocido como Casa Botín, y visitado allí por Répide en la década de 1920.​ Y en el número 12, esquina a San Felipe Neri, estuvo la Antigua Casa Marin, una tienda de todo y para todos, similar al que fuera establecimiento de fieltros y ollería, que en inicio del siglo xxi conserva los rotulos de Arca de Noé. Barco de la Abundancia, en el número 3. También se menciona en esta plazuela la tienda de vinos de Montilla que tenía entre sus ilustres parroquianos al torero Lagartijo.​ En el número 9, y en lo que fuera al parecer una de las más antiguas tahonas de la Villa, está el “museo del pan gallego”, despacho y horno de pan artesano, cuya primera licencia se documenta en 1904, y horno de leña de la primera mitad del siglo xx.​

viernes, 13 de diciembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. Trujillos

   La calle de Trujillos o de los Trujillos es una pequeña vía urbana del barrio de Sol. Discurre entre la calle de Flora y la de las Veneras, en el cruce con la calle de las Conchas con la de las Navas de Tolosa, incluye en su trazado la travesía de Trujillos que la enlaza con la plaza de San Martín.​    
   Esta breve calle y su travesía llevó antes por nombres el de Clavel y el de los Muertos. 
   De esta última denominación, más popular que oficial, hablan tres tradiciones parejas en su fantasía; en una son el origen dos guerreros que desaparecieron en la guerra granadina organizada por los Reyes Católicos, y que pasado el tiempo volvieron a ocupar su casa en este arrabal madrileño, después de habérseles dado por muertos. Otra leyenda se le pone en boca a Ruy González de Clavijo, cuando le narraba al «gran Tamerlán» las maravillas de Madrid, en cuyas calles, como en esta, andaban los muertos por ellas; y una tercera fantasmagoría señala este lugar como el cercado donde se iban echando los muertos que una gran epidemia había producido en la Villa y que ya no cabían en los camposantos.​ según Gea Ortigas,​ desde 1835 lleva el nombre de dos hermanos Ana y Esteban de Trujillo, vecinos de esta calle. 

  Llamada también calle del Ataúd, al parecer por un corralón o quizá corrala en la que habitaban los enterradores de la vecina parroquia de San Martín. Fernández de los Ríos cuenta que allí se guardaba el ataúd para los entierros de misericordia o de los enterrados de limosna que debían figurar en el Libro parroquial correspondiente a los pobres indigentes. Répide completa el relato describiendo las angarillas que servían para portar el ataúd en los “entierros de pobres” que los hermanos de la cofradía de San Sebastián organizaban hasta dar sepultura a los feligreses más indigentes en el cementerio de la Buena Dicha; y concluye diciendo que dicho ataúd desapareció con la construcción del cementerio de la puerta de Fuencarral (obra que pudo concluirse gracias a los fondos de la parroquia de San Martín).​

lunes, 9 de diciembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. Calatravas

     

 Se sitúa entre la calle de Toledo y la Plaza de San Francisco. En el siglo XIX, el tramo comprendido entre la Carrera de San Francisco y la calle del Ángel se denominaba calle de San Francisco. Posteriormente se la llamó calle de los Santos  y en 1932 todo el tramo pasa a ser conocida como calle de Calatrava. A pesar del continuo cambio de nomenclatura, algo ha permanecido invariable con el paso de los años. Estamos en uno de los lugares más animados y con más personalidad del madrileño barrio de La Latina, donde las antiguas tabernas han dado paso a los locales más modernos.

   La calle de Calatrava ha sabido reinventarse. Los comercios tradicionales y las viviendas de personajes ilustres han dado paso a modernas tabernas.         

   En la calle tuvo su casa Moisés Romano, uno de los personajes más influyentes de la corte de Enrique II, en la segunda mitad del siglo XIV. De origen judío, Romano fue contador mayor del reino de Castilla y amigo personal del rey. Hizo una inconmensurable fortuna prestando grandes sumas de dinero. 

     Después que los judíos fueron expulsados por los Reyes Católicos, la finca pasó a manos de don Luis Monroy de Calatrava, quien construyó, entre otras casas, la suya propia. La vivienda era famosa por su oratorio privado, en el que guardaba una imagen de un Cristo muy venerada.       

       Al morir don Luis Monroy de Calatrava dejó su casa al convento de Maravillas, donde una de sus sobrinas era monja. La imagen del Cristo estuvo expuesta durante algún tiempo en el número 10 de la calle de Calatrava, a la entrada de la fuera vivienda de don Luis. Sin embargo, en 1820 la casa fue expropiada y vendida. La señora que la compró mantuvo el oratorio, pero llevó la imagen a la capilla de San Isidro de la parroquia de San Andrés.

     Para muchos, la calle Calatrava es, sin embargo, el lugar donde vivió y murió el pintor Claudio Coello, en el siglo XVII. También fue el lugar de residencia de Teodoro Ardemans, conocido por su trabajo como arquitecto y por sus numerosos cargos públicos.   

  En la primera mitad del siglo XX la calle estaba llena de comercios tradicionales, como la mercería ‘La flor de oro’. Estas tiendas de barrio lucían en sus escaparates preciosos rótulos pintados a mano, elaborados para llamar la atención de los peatones. Además, la calle tuvo durante años un mercadillo público a cielo abierto, siempre repleto de gente. 


viernes, 15 de noviembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. del Reloj

    

   Pequeña vía  entre la plaza de la Marina Española y la calle del Río. Poco antes de llegar a esta última, tiene como apéndice urbano la Travesía del Reloj.

    La calle debe su nombre al reloj de sol que hubo en la fachada de las casas de María de Córdoba y Aragón, dama de la reina Ana, cuarta esposa de Felipe II de España y dueña de la infanta doña Isabel.​ En 1590, ese conjunto de edificios fueron cedidos a los Agustinos calzados para instalar su convento y el posterior colegio que llevaría el nombre de la benefactora.

    En esta calle vivió en el número 9  Francisco de Goya con Josefa Bayeu, su esposa, cuando en 1775, deciden instalarse en Madrid, en una casa contigua al número 7, donde vivía su cuñado Francisco Bayeu, propietario del inmueble. Allí nació su primer hijo, Eusebio Ramón.​   

   En el número 1 de la travesía del Reloj, cuando llevaba el nombre de calle del Limón Baja y era conocida por el diminutivo de calle del Limoncillo, dado su pequeño tamaño, nació el 17 de marzo de 1805 Manuel García, barítono e inventor del laringoscopio.​ En ese hogar creció en el ambiente de su singular familia de artistas, en la que cerraban filas, su madre Joaquina Siches, su padre, el tenor Manuel del Pópulo Vicente García, y sus hermanas, María Malibrán y Pauline Viardot-García.

Manuel García fue objeto de un póstumo homenaje cuando el lunes 13 de abril de 1924 se le dedicó una placa obra del escultor Rafael Vela del Castillo,​ que fue instalada en la travesía del Reloj, esquina a la calle de Fomento, placa a la que en 1955 se le añadió una cartela de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (con motivo del cumplirse el centenario de la invención de 'la laringoscopia').​

viernes, 8 de noviembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. Madera

 

     La calle de la Madera, antaño dividida en Madera Baja y Madera Alta, une la calle de la Luna con la del Espíritu Santo.

   Toma su nombre de los depósitos madereros que había en esta zona antes de ser urbanizada, allá por 1580.​

​   En el plano de Texeira de 1656 aparecía con la denominación de «Madera Alta» y «Madera Baja»​ y está igualmente descrita en el Origen histórico y etimológico de las calles de Madrid de Antonio de Capmany, también dividida en Alta y Baja.   

  Según la tradición a comienzos del siglo XVI, el sitio que ocupa la calle estaba formado por unos corrales, propiedad de Catalina de la Cerda, en los que se acumulaba madera que se traía a Madrid para las construcciones.​ En 1889 existían antecedentes de construcciones particulares desde 1756.​ En la calle existía a finales del siglo XX una fuente del Viaje de la Alcubilla.​ 
   La casa en el antiguo número 26 se cree que pudo haber pertenecido a Francisco de Quevedo​ y en el número 8 se hallaba instalada una capilla evangélica,​ además de la imprenta de Rivadeneyra antes de su traslado a la Cuesta de San Vicente.​ En la calle de la Madera se encuentra también el convento de San Plácido, fundado en 1623,​ en el cruce con la del Pez. En el actual número 26 vivió el compositor Luigi Boccherini, que compuso durante su estancia su ópera La Clementina, según recuerda una lápida en dicho número. 

  En la que fuera casa de Jerónimo de Barrionuevo, rico varón de la corte de Felipe IV, estuvo a partir de 1920 la redacción del diario La Libertad, escindido de El Liberal, con Luis de Oteyza como nuevo director.​ Antes, en 1863, nació en el número 20 de esta calle la actriz Loreto Prado.​ En el 17 de la calle también residió Fernando Arrabal, de crío, con su madre Carmen Terán.​


sábado, 2 de noviembre de 2024

Calles y plazas de Madrid. de la Paloma

   

     La calle de la Paloma es una pequeña vía del barrio de La Latina,​ Su antigüedad, asociada a cierto capricho popular, ha hecho que, a pesar de su escaso tamaño,​ le haya cambiado el nombre a la vieja Virgen de la Soledad (1565), por el de Virgen de la Paloma. También desplazó el nombre de la iglesia de San Pedro el Real por el de la iglesia de la Paloma, que preside la calle y la plaza con ese mismo nombre.

   Varias leyendas madrileñas católicas usan el símbolo de una paloma en sus relatos. Isabel Gea siguiendo la crónica de Pedro de Répide y éste, a su vez, a Ramón Mesonero Romanos,​ explican que la misma ave del palomar que cuidaban unas monjas de San Juan de la Penitencia,​ de Alcalá de Henares, en la que luego sería esta calle de la Paloma, voló luego sobre la Virgen de las Maravillas en el traslado que de esa imagen se hizo a la iglesia de San Justo y San Pastor, en aquel entonces convento de la calle de la Palma; y la misma que con su presencia milagrosa resucitó al niño que un cazador enloquecido había matado en la calle del Lobo (luego calle de Echegaray).​   

  Volviendo a los corrales de las monjas, un documento firmado en 1791 por el entonces alcalde de Madrid, José Antonio de Armona y Murga, marqués de Casa García Postigo, fue encontrado por unos niños en un solar contiguo a la calle de la Paloma un lienzo, que representa a Nuestra Señora de la Soledad. Isabel Tintero, vecina de esta calle, se lo compró "por tres cuartos",​ lo limpió y enmarcó, para colocarlo en el portal de su casa. El marqués lo cuenta así:

"... resulta que la expresada Isabel Tintero, mujer de Diego Charco, de ejercicio cochero, viendo a principios del año 1787 que unos muchachos llevaran arrastrando como por juguete un lienzo de Ntra. Sra. de la Soledad, lo arrebató de las manos de aquellos, lo hizo retocar y lo colocó en marzo del propio año en el portal de su misma casa, y esmerándose en su culto, le ha promovido con tanto fervor que ha conseguido extender su particular devoción; de modo que se hallan alumbrándola varios faroles y lámpara a expensas de personas de primera clase, además de las muchas velas que la devoción de los fieles la presentan, reconocidos a los singulares beneficios que dicen haber conseguido ellos por intercesión de esta su Poderosa Madre, y en señal de este reconocimiento se ven las paredes de la actual Capillita llenas de presentallas. (...) A impulsos de esta devoción se reza el Rosario todas las noches ante esta santa Imagen, cubriendo el Concurso gran parte de la calle... "​

    Aunque en ningún momento queda claro si la calle ya se llamaba 'de la Paloma' antes de lo relatado por el alcalde-marqués, sí parece aceptado que después de ese episodio los vecinos del lugar acabaron llamándola así. También resulta algo lioso que la Virgen de la Paloma, tan arraigada en el fervor popular de los católicos más o menos castizos de la capital de España,​ sea repetición de la Virgen de Maravillas, que da nombre y patronato a otros antiguos barrios de la Villa y Corte.​    

   También aparece esta calle en los recorridos madrileños de dos reinas piadosas, casquivanas y castizas, María Luisa de Parma (esposa de Carlos IV de España) e Isabel II que iban con frecuencia a hacer sus rezos a la primitiva y popular capilla concluida en 1795 por Francisco Sánchez, discípulo de Ventura Rodríguez (y de Villanueva según otras fuentes), cuando allí se veneraba la que todavía era Virgen de la Soledad, antes de que nobles y plebeyos la renombraran 'la virgen de la calle de la Paloma', que se quedó en La Paloma.​ El original templo neoclásico se remozó, en 1891, en airoso edificio de estilo mudéjar, con pórtico a la calle de la Paloma y salida posterior a la calle de Toledo, que recibió el efímero nombre oficial de parroquia de San Pedro el Real.​ Entre 1925 y 1927 se construyó junto a la iglesia, según diseño de Jerónimo Mathet, un edificio para albergar las Escuelas Católicas de Niños (actualmente Colegio La Salle-La Paloma). Su fachada sigue el mismo estilo neomudéjar de la iglesia.

sábado, 19 de octubre de 2024

Calles de Madrid. La Bola

   

    La calle de la Bola esta  situada en el barrio de Palacio. Va desde la plaza de la Encarnación a la calle de Torija.

   Rotulada en los planos de Texeira (1656) como calle de la Encarnación por servir de acceso al vecino convento de ese nombre, tomó luego la denominación, curiosa y de factura asimismo popular, de calle de la Bola en virtud de la esfera de granito que protegía el guardacantón de una de sus esquinas.​; nombre con el que aparece en el plano de Antonio Espinosa de los Monteros (1769).​ Más tarde, durante el Sexenio Democrático se bautizó “de Malcampo”,​ por el general de marina José Malcampo, gloriosamente implicado en la consecución de ese periodo revolucionario y que fue presidente del Consejo durante el breve reinado de Amadeo.

   El cronista Pedro de Répide la recordaba al comienzo del siglo xx mostrando las fachadas de distintos palacios señoriales. En otro ámbito, informa también que en una imprenta que hubo en esta calle, se imprimieron las proclamas para la huelga de agosto de 1917.

   Varios edificios de esta calle forman capítulo en el campo de «la enseñanza e instrucción pública», como por ejemplo la Asociación de la enseñanza para la mujer establecida en la casa del número 14 en la década de 1880.​ También estuvo en el número 6, el Colegio San Ignacio desde 1941.​ En el inicio del siglo xxi se encuentra con entrada por la calle de Fomento una sección del I.E.S. Santa Teresa de Jesús.

En la esquina de la calle Guillermo Roland se mantiene abierto al público el castizo restaurante La bola, capilla gastronómica del popular cocido madrileño, fundado por la familia Verdasco en 1802.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Calles de Madrid. Luna

      

  Pequeña vía del distrito de Universidad, que baja desde la calle del Desengaño hasta la calle de San Bernardo, en un recorrido que va haciendo esquina, sucesivamente, con la Corredera Baja de San Pablo, la calle de la Madera, Pizarro, Andrés Borrego y Cruz Verde. Su antigüedad y casticismo hicieron que también diera nombre a la vecina Plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta, conocida popularmente como "plaza de Luna, de la luna o de los Luna".   

  Una leyenda del periodo de los Reyes Católicos remonta el origen de la calle de la Luna, al combate que mantuvieron los partidarios de los hermanos Crispi Daura con los de un tal Álvaro de Córdoba, ambos con casas fortificadas en el Madrid renacentista.​ La batalla no cesó hasta el anochecer, pero al salir la Luna iluminando la casa de don Álvaro se reanudó la pelea, al punto de que ambos caudillos, enzarzados en duelo privado, cayeron muertos al pie de la torre de dicha casa (que desde entonces se llamaría "torre de la Luna").  La reina Isabel mandó demoler ambas casas. Quiso la tradición que en la fachada de la nueva casa que ocupó el solar de don Álvaro de Córdoba se labrase en la piedra una "luna", que luego dio nombre a la calle que de allí partió.

   A pesar del reducido tamaño de la calle podemos decir que por su números han pasado palacios, sociedades, bancos, teatros, cafés y hasta cómics.      

  El Palacio de la infanta Luisa Carlota, en la calle de la Luna n.º 32, en su forma inicial, fue obra del arquitecto Juan de Villanueva en 1779.​ En este lugar, inicialmente construido para el marqués del Llano, vivieron en la década de 1840 la infanta Luisa Carlota y su marido el infante Francisco de Paula.​ 

  Cuenta también Répide que entre Tudescos y la calle de Silva estuvo el edificio del palacio de los condes de Sástago, en cuyos bajos se fundó el Banco de San Carlos (1782) y hubo entre 1825 y 1832 un teatrito mecánico que luego se convirtió en el Teatro de Buenavista. El derribo de este palacio de Monistrol en 1970 dio espacio y lugar a la plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta, más conocida como plaza de Luna.​ En el número n.º 11, tuvo en la segunda mitad del siglo XIX una de sus sedes la Sociedad Fomento de las Artes, institución creada en 1847 como centro de instrucción para las clases populares.​En el número 15 se levanta el Palacio de Talara y Miranda, de estilo neoclásico y que fue construido a principios del siglo XVIII

     Entre el final del siglo XX e inicio del XXI, se pusieron de moda en esta calle y las adyacentes, las tiendas dedicadas a cómics, miniaturas y juegos de rol y de mesa, concentrando a los aficionados a esa pequeña industria en la capital madrileña. 

sábado, 12 de octubre de 2024

Calles y plazas de Madrid. Tintoreros

    

    Calle muy pequeña que va de la calle de Toledo a la plaza de Puerta Cerrada

    Primero se llamó calle de los tintes debido a que se establecieron en ella  unos químicos  especializados en el arte de teñir las sedas. 

     Según cuentan, estos artesanos del tinte, perfeccionaron el método de tintado consiguiendo un brillo especial en sus trabajos.

   El nombre actual de la calle evoca al gremio de tintoreros y es desde mediados del siglo XIX que recibe este nombre de Tintoreros.  

  

   

 


miércoles, 18 de septiembre de 2024

Calles y plazas de Madrid, Botoneras

   

  Pequeña y galdosiana calle situada entre la plaza Mayor y la calle Imperial.​ Toma su nombre del gremio de trabajadoras que se situaba en ella, probablemente surgido en el siglo XVII.​ Tuvo varios nombres, entre ellos Arco Imperial y Diez y Siete de Julio, en honor a la Revolución española de 1854, pero pronto volvió a su nombre original.​ A lo largo del tiempo, ha albergado variados y señeros comercios. El 29 de abril de 1936, el Café Rojo que se encontraba en el número 3 de la calle, albergó un banquete homenaje en honor del éxito obtenido por Luis Cernuda, al publicar La realidad y el deseo, al que acudieron los más egregios representantes de la Generación del 27.​

Es mencionada en Misericordia: 

   "Doña Paca era la res humilde que va a donde la llevan, aunque sea al matadero; Juliana el pastor que guía y conduce. Desaparecieron en la Plaza Mayor, por la calle de Botoneras... Benina dio algunos pasos para ver el triste ganado, y cuando lo perdió de vista, se limpió las lágrimas que inundaban su rostro".​