Virginia Ruiz, un orgullo.

   Hoy, día de tu graduación, se termina oficialmente un ciclo para ti y creo que para nosotros, también.  ¡Qué rápido pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando te presentaste sin avisar y hoy ya eres toda una señora licenciada universitaria.  

   El camino ha sido duro, muy duro. Por medio hay muchas horas de trabajo y de estudio, una dedicación plena a tus tareas -primero, del colegio; más adelante, de la universidad-. Pero todo tiene su final y su recompensa. Resulta que, apenas sin darnos cuenta, hoy te gradúas. Considera este día como un peldaño más de la larga escalera que tendrás que subir poco a poco, pero ya tú sola.
   Por nuestra parte, podemos decir que  ha sido fácil ser padres de una hija como tú. Estamos muy orgullosos de ser tus padres. No creas que es por tus excelentes logros académicos -que también- sino por lo dulce, cariñosa, responsable, disciplinada, solidaría y buena persona que eres. Nuestro objetivo como padres siempre fue que, por encima de todo, fueras una buena persona y en verdad que tú  nos has ayudado a conseguirlo con creces.
   Por todo esto te mando al quinto cielo de donde, espero, no bajes nunca. Ya sabes que lo importante en esta vida es lo intangible, lo que no se ve: sentirse bien con uno mismo siempre.
  Venga, ya estás tardando  ¡AL QUINTO CIELO! cielo.