sábado, 31 de mayo de 2014

Víspera - Camino de los J´s Ruiz 2014

León



   Hoy es el día. Parece mentira pero ya está aquí el tan ansiado y nombrado 31 de mayo. Amaneció con el típico nerviosismo que se produce cuando uno se  enfrenta a lo desconocido y con los últimos inconvenientes en forma de faringitis, fiebres, toses y los consiguientes antibióticos, ibuprofenos y fluimucines.
  Hoy, que comenzamos nuestro segundo camino a Santiago, ciertamente es un día especial. Hay que romper con la cotidianidad y cambiar de golpe de lugar, de forma y de compañeros de vida. Atrás hay que dejar a las personas a las que quieres y que, de alguna manera, no entienden muy bien que marches a lo desconocido a pegarte una paliza física asegurada. Los reproches velados y los desacuerdos surgen ante lo inevitable.
    El trayecto entre Madrid y León es el periodo de gestación necesario para atravesar el agujero negro interdimensional que nos va a facilitar renacer en otro mundo y en otra vida.
    En León hemos tomado conciencia de peregrinos, nos hemos mezclado y hasta revuelto con la cantidad ingente de caminantes que deambulan por las calles, desorientados como zombis, arrastrando los pies. Es curioso, pero tengo la sensación de que el día de hoy es la continuación del Camino anterior. Es como si estos cuatro años no hubieran pasado, eso sí, echo de menos a Juan Carlos y los rostros del resto de compañeros con los que compartí jornadas la vez anterior. Me parece que van a aparecer en cualquier momento, a la vuelta de cualquier esquina.
   La compenetración entre los miembros de nuestro exiguo equipo de dos va bien. Aunque todo lleva su tiempo, el engranaje funciona perfectamente.
   Ahora vamos a cenar y a descansar. El día ha sido muy intenso y, además, mañana será una jornada plena de nervios e inquietudes.
    ¡Ah! Que sepáis que venís conmigo en la mochila






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