Cuanto más sucios, más embarrados por sus actuaciones corruptas en todos los ámbitos de la nación. Ahora nuestros gobernantes se sacan el latiguillo de la "regeneración democrática". ¿Os suena de algo esta frase? ¿A vende humos? ¿No?
¡Qué sinvergüenzas, qué caraduras más grandes! ¿Cómo se atreven? ¿A quién quieren engañar? En el fondo, piensan que somos imbéciles, y quizá tienen razón, de otra forma cómo se explica que alimentemos a esta tropa de mangantes sin escrúpulos.
¿Regeneración? No hombre, regenerar significa volver a generar sobre algo que existe. Si generáis algo nuevo sobre algo vuestro, políticos de pacotilla, siempre saldría sucio y putrefacto.
¿Queréis borrón y cuenta nueva? Eso sería lo deseable, pero para ponerlo en marcha habría que retirar de la política y de los órganos de poder a todos los que tengan una mínima relación con casos de corrupción, abuso de poder, despilfarro de fondos públicos, financiación ilegal... Habría que des aforar a todo el mundo, desde el rey hasta el último mendigo. Habría que llenar las cárceles de servidores públicos sucios y tirar la llave al mar. Porque nada hay más execrable que engañar y traicionar la confianza depositada por un pueblo.
Hagamos sentir a los nuevos monarcas, políticos, jueces, sindicalistas y representantes de la voluntad popular que aquí no hay impunidad, que quien la hace la paga y muy caro.
Después de todo esto, podemos hablar de banalidades como la de que debe gobernar la lista más votada, que se debe poner limite a los mandatos y esas cosas por estilo que últimamente intentan vendernos impunemente. No con la legítima intención de trabajar por la regeneración, sino para perpetuar sus posaderas en las poltrona del poder.
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