Pocas veces se cita entre los derechos del ciudadano el que yo reclamo en este artículo: el derecho a exigir la decencia, la honestidad y la honradez a los representantes públicos. Tengo el derecho a contemplar a los representantes del pueblo como figuras intachabes y no convertidos en trileros, tramposos, jugadores de ventaja que, escudados en el mandato otorgado por pueblo, hacen alarde de comportamientos oscuros, rayanos en la ilegalidad, -cuando no, abiertamente ilegales-. Todos desprenden, en sus actuaciones, un tufo irrespirable, un intolerable olor a podredumbre.
Quiero concretar en el señor Mas. Ni siquiera voy a entrar a opinar sobre la independencia de Cataluña que, al fin y al cabo, es un tema menor en comparación con mi denuncia. Por encima de territorios, naciones, países, banderas o banderines con más o menos estrellas y barras, está la decencia con mayúsculas.
Un representante público debe siempre dar cuenta de sus actuaciones de gobierno y de las consecuencias que se desprenden de sus decisiones:déficit, paro, destrucción del tejido industrial... Un responsable honesto no debe engañar a la gente, ha de explicar con claridad cómo se financia su partido, no puede decir que unas elecciones autonómicas son plebiscitarias cuando, evidentemente, no lo son, y a continuación escudarse en el sistema de obtención de escaño que más beneficia a sus intereses. En qué quedamos ¿son plebiscitarias y jugamos con las reglas de un hombre, un voto? o ¿son autonómicas y aplicamos el sistema D´Hondt? método con el que un 44% de los votos otorga la mayoría absoluta y con el que un escaño en Barcelona cuesta el doble que uno en Girona.
No es decente hacer coincidir la apertura de campaña con la Diada, ya que todos los gastos de esta festividad los pagamos todos los ciudadanos y, sin embargo, son propaganda para este señor y para sus intereses. Eso es utilizar los fondos de todos en favor de unos pocos.
No es decente hacer coincidir la apertura de campaña con la Diada, ya que todos los gastos de esta festividad los pagamos todos los ciudadanos y, sin embargo, son propaganda para este señor y para sus intereses. Eso es utilizar los fondos de todos en favor de unos pocos.
Un político decente no se esconde en una lista electoral para no dar explicaciones y después pretender ser el presidente, el máximo representante de los ciudadanos. Estos juegos de magia potagia están bien para el circo, pero no para la política, para la política decente. Hay que ser más serios, más honestos.
Una persona decente dice la verdad, cueste lo que cueste, sin importarle las consecuencias. El señor Mas sabe que Cataluña saldrá del euro y de la comunidad europea, los capitales exteriores se retirarán, el gasto de la administración subirá de forma vertiginosa. Sabe también y de qué manera que las víctimas de esta catástrofe serán los catalanes y, por ende, el pueblo español. Hay que ser decentes y honestos, hay que decir la verdad.
Usted, señor Mas, representaría muy bien su papel en una película del oeste, sentado en una timba de cartas de un salón de medio pelo, con una camisa de manga larga, por si fuera necesario sacar alguna carta de los puños. Por favor, no interprete ese mismo papel de jugador ventajista en medio de la escena política.
Quizás se ha llegado hasta aquí pq nadie ha echo nada para evitarlo.
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