Al norte de la
provincia de Toledo , muy cerca de la población de Carranque, se encuentran los restos de la villa romana de Materno, uno de los yacimientos
arqueológicos que más interés han suscitado en la Península Ibérica durante las
últimas décadas.
El yacimiento son los
restos de una villa campestre de un influyente patricio de nombre
Materno, directo colaborador -posiblemente familiar- del emperador romano
Teodosio.
El parque arqueológico, cuenta
con cuatro espacios principales: El llamado "palatium" o basílica; el mausoleo,
también llamado ninfeo; la residencia de Materno; y una serie de
infraestructuras hidráulicas compuestas por molinos y represas concebidas con el
fin de dotar a la villa de todas las comodidades. En los últimos años, y al otro
lado del cauce fluvial, han aparecido nuevos restos aún en estudio. En cuanto a
la datación se refiere, todo parece indicar que la villa fue construida durante
la segunda mitad del siglo IV después de Cristo.
Hoy en día el parque
arqueológico es visitable, contando con un interesante museo en el que se exponen distintas
piezas allí halladas, y donde además, se proyectan una serie de montajes
visuales que recrean la forma de vida en la villa durante la época
tardorromana.
El
Palatium o Basílica
El llamado "Palatium" o
basílica se trataba de una construcción de considerables dimensiones que,
gracias a los restos de cimentación que han ido siendo descubiertos así como a
un hastial conservado, es posible extraer de manera bastante fidedigna su
conformación original.
Mucho se ha debatido sobre
la finalidad del edificio ya que en parte respeta parámetros propios de las
basílicas tardorromanas pero, a su vez, han aparecido diversos restos de clara
simbología religiosa como cruces o crismones. Por ello, se tiende a pensar que
pudo tratarse de una basílica que, muy tempranamente, pasaría a ser utilizaba
como "martiria" o lugar de enterramiento. De ser así, se trataría de una de las
primeras edificaciones cristianas de la Península Ibérica.
Mausoleo o Ninfeo
A escasos metros de la residencia principal del conjunto han sido recuperados los cimientos de una modesta construcción de planta rectangular rematado en una exedra semicircular en uno de sus lados menores. Esta modesta construcción, concebida a modo de templete arquitrabado, se elevaría sobre un destacado basamento, quedando enriquecido al interior por varios mosaicos hoy apenas conservados.
Villa de
Materno
Sin lugar a dudas, son los
restos de la vivienda del patricio Materno el espacio más interesantes de
cuantos han visto la luz en el conjunto arqueológico de Carranque.
Se accedía al interior de la
vivienda a través de un pórtico en corredor, tras el cual, abría un vestíbulo de
planta circular enriquecido por un elegante mosaico geométrico relativamente
bien conservado. A continuación, y como principal núcleo articulador del
palacio, un amplio patio ajardinado y porticado daba acceso a las distintas
estancias privadas.
Muy cerca del pórtico, en el llamado
cubículum de Materno, fue desplegado un interesante mosaico de temática
amatoria, siendo reconocible, además de las escenas del Rapto de Hylas por las
Ninfas y de Príamo y Tisbe, una cartela con la firma de "Hirinius", posible
artífice de la obra. En el mismo sector del edificio fue emplazado el Oecus o
sala de recepciones de Materno, un espacio ligeramente rectangular rematado en
una exedra poligonal para cuyo pavimento, fue elegido el tema de la lucha entre
Adonis y el jabalí en presencia de los dioses Venus y Marte.
En el costado opuesto al
pórtico y resaltado en altura respecto al resto de estancias, la sala del
triclinium acogía las comidas tanto oficiales como familiares del señor de la
villa. Presentaba planta circular y un pavimento figurativo basado en el
episodio homérico de la devolución de la esclava Briseida a Aquiles por parte de
Ulises, enmarcándose la composición en una serie de trazos geométricos de gran
audacia.
Contaba todo el edificio con
una moderna infraestructura de calefacción y traída de aguas con el fin de dotar
al palacio de todas las comodidades posibles para el disfrute y bienestar de sus
moradores; así, se ha conservado buena parte del hipocausto calentado por sus
correspondientes hornos, así como distintos entramados de conducciones de agua. En un habitáculo
semicircular orientado al patio conocido como "La Fontana", ha llegado a
nuestros días el quizás más célebre mosaico de cuantos componen la colección de
Carranque. Se trata del mosaico del dios Océano, personificado mediante un
monumental busto barbado rodeado de distintas especies marinas.
De la propia villa de
Materno procede buena parte de los interesantísimos objetos muebles expuestos
hoy en el museo habilitado junto al centro de interpretación del parque
arqueológico, sito a la entrada del mismo.
Descubrimiento.
El 23 de julio de 1983, Samuel López Iglesias, joven de 18 años, natural y vecino de Carranque, descubría el yacimiento arqueológico de Carranque, pero ¿quien mejor que él para que nos cuente como fué?. Os dejamos su relato:
Mi historia es la historia de un descubrimiento, del descubrimiento de la Villa Romana de Carranque, también conocida como Villa de Materno.
La villa se encuentra en la finca de Santa María de Abajo, propiedad del ayuntamiento de Carranque. Fue alquilada por mi padre durante dieciséis años. En ella cultivábamos toda clase de verduras y hortalizas. A mí, me llamaba mucho la atención la cantidad de restos de materiales de antiguas edificaciones como ladrillos, tejas, cerámicas, piedras, y algunos restos de muros o cimientos, sin contar con los restos de un muro de seis metros de altura, que se encontraban por la zona y que la gente del lugar atribuía a una antigua ermita dedicada a Santa María, pero que a la postre resultó pertenecer al Edificio Palacial Romano.
Poco a poco, al realizar labores agrícolas, íbamos encontrando objetos que pertenecían a la cultura romana, lo que quiere decir que tenían casi 2000 años de antigüedad: varios azadones, una lanza, una pesa de plomo de casi 3 kilos de peso, una llave de enormes dimensiones y, sobre todo, mucha cerámica, donde abundaba la sigilata, la cerámica de lujo romana.
Un día, mientras regaba, encontré un trozo muy pequeño de mosaico. Solo tenía cuatro o cinco teselas, pero era suficiente para demostrar que aquellos restos eran romanos y por supuesto, que en aquellos edificios romanos hubo mosaicos. Este hecho despertó aún más mi curiosidad, pues era posible que todavía quedase parte de aquellos mosaicos.
Pasó el tiempo sin que nada nuevo apareciese, salvo algún trozo de sigilata y poco más, pero en la mañana del 23 de Julio de 1983, cuando yo contaba solo 18 años de edad, ocurrió el milagro. Bajo la paja del rastrojo, vi una tesela suelta y empecé a mirar bien por el suelo y vi mas teselas. Seguí rebuscando entre la paja y vi un trocito de mosaico. El corazón se me salía del pecho y al encontrar unos trozos más de mosaico, me dije: ¡ Aquí lo ha arrancado el arado! Con un palo comencé a arañar el suelo en busca del resto del mosaico y, en seguida, apareció. Estaba allí, a tan solo diez centímetros de profundidad; yo no podía ya con la emoción. Entonces fui a buscar a mis hermanos y volvimos con azadones y nos pusimos a cavar. En unos minutos teníamos ante nosotros uno de los mosaicos más importantes del mundo romano, el mosaico de Las Metamorfosis y aunque nosotros todavía no lo sabíamos, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España. Luego nos pusimos a hacer pequeñas catas con los azadones y allí donde cavábamos un agujero, aparecía un mosaico.
Era relativamente fácil, ya que la profundidad de los agujeros no pasaba de 30 ó 40 centímetros debido a la poca profundidad del yacimiento. Había mosaicos por todas partes y solo estaban cubiertos por una capa de fragmentos de tejas y algo de tierra. Aquello era fantástico, increíble. ¡Lo que teníamos debajo de nuestra huerta, y tantos años encima de ello sin saberlo!
Inmediatamente avisamos al museo de Santa Cruz de Toledo. Vinieron a verlo y nos confirmaron que era una villa romana con más de mil setecientos años de antigüedad.
Seguidamente se procedió a declararlo como zona arqueológica y se acotó un área donde ya no se podía seguir cultivando.
Un año después, comenzaron las excavaciones para desenterrar el descubrimiento.
Samuel López Iglesias
Descubrimiento.
El 23 de julio de 1983, Samuel López Iglesias, joven de 18 años, natural y vecino de Carranque, descubría el yacimiento arqueológico de Carranque, pero ¿quien mejor que él para que nos cuente como fué?. Os dejamos su relato:
Mi historia es la historia de un descubrimiento, del descubrimiento de la Villa Romana de Carranque, también conocida como Villa de Materno.
La villa se encuentra en la finca de Santa María de Abajo, propiedad del ayuntamiento de Carranque. Fue alquilada por mi padre durante dieciséis años. En ella cultivábamos toda clase de verduras y hortalizas. A mí, me llamaba mucho la atención la cantidad de restos de materiales de antiguas edificaciones como ladrillos, tejas, cerámicas, piedras, y algunos restos de muros o cimientos, sin contar con los restos de un muro de seis metros de altura, que se encontraban por la zona y que la gente del lugar atribuía a una antigua ermita dedicada a Santa María, pero que a la postre resultó pertenecer al Edificio Palacial Romano.
Poco a poco, al realizar labores agrícolas, íbamos encontrando objetos que pertenecían a la cultura romana, lo que quiere decir que tenían casi 2000 años de antigüedad: varios azadones, una lanza, una pesa de plomo de casi 3 kilos de peso, una llave de enormes dimensiones y, sobre todo, mucha cerámica, donde abundaba la sigilata, la cerámica de lujo romana.
Un día, mientras regaba, encontré un trozo muy pequeño de mosaico. Solo tenía cuatro o cinco teselas, pero era suficiente para demostrar que aquellos restos eran romanos y por supuesto, que en aquellos edificios romanos hubo mosaicos. Este hecho despertó aún más mi curiosidad, pues era posible que todavía quedase parte de aquellos mosaicos.
Pasó el tiempo sin que nada nuevo apareciese, salvo algún trozo de sigilata y poco más, pero en la mañana del 23 de Julio de 1983, cuando yo contaba solo 18 años de edad, ocurrió el milagro. Bajo la paja del rastrojo, vi una tesela suelta y empecé a mirar bien por el suelo y vi mas teselas. Seguí rebuscando entre la paja y vi un trocito de mosaico. El corazón se me salía del pecho y al encontrar unos trozos más de mosaico, me dije: ¡ Aquí lo ha arrancado el arado! Con un palo comencé a arañar el suelo en busca del resto del mosaico y, en seguida, apareció. Estaba allí, a tan solo diez centímetros de profundidad; yo no podía ya con la emoción. Entonces fui a buscar a mis hermanos y volvimos con azadones y nos pusimos a cavar. En unos minutos teníamos ante nosotros uno de los mosaicos más importantes del mundo romano, el mosaico de Las Metamorfosis y aunque nosotros todavía no lo sabíamos, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España. Luego nos pusimos a hacer pequeñas catas con los azadones y allí donde cavábamos un agujero, aparecía un mosaico.
Era relativamente fácil, ya que la profundidad de los agujeros no pasaba de 30 ó 40 centímetros debido a la poca profundidad del yacimiento. Había mosaicos por todas partes y solo estaban cubiertos por una capa de fragmentos de tejas y algo de tierra. Aquello era fantástico, increíble. ¡Lo que teníamos debajo de nuestra huerta, y tantos años encima de ello sin saberlo!
Inmediatamente avisamos al museo de Santa Cruz de Toledo. Vinieron a verlo y nos confirmaron que era una villa romana con más de mil setecientos años de antigüedad.
Seguidamente se procedió a declararlo como zona arqueológica y se acotó un área donde ya no se podía seguir cultivando.
Un año después, comenzaron las excavaciones para desenterrar el descubrimiento.
Samuel López Iglesias
Molinos y represas
hidráulicas.
Completa el conjunto
arqueológico de Carranque una serie de infraestructuras hidráulicas habilitadas
en las orillas del río Guadarrama y de su tributario arroyo de la Sacristanía.
En la actualidad se encuentran en fase de estudio y, por lo tanto, cerradas al
público.
Además de las construcciones
reseñadas, las distintas campañas arqueológicas que en el lugar se siguen
practicando, continúan dando sorpresas en forma de nuevos hallazgos.
Fotografía: J Ruiz
Fotografía: J Ruiz
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