El camino, se llame como se llame y tenga el recorrido que tenga, comienza desde el mismo momento en que se decide acometerlo y termina cuando, ya en casa, consigues digerir las experiencias, vivencias y sensaciones que han llegado a tus sentidos durante los días que has estado fuera.
Los pasos que se dan previos a la marcha, ya sea en el terreno de lo puramente físico, de lo mental, e,incluso, de lo organizativo son parte de ese Camino. El objetivo es llegar a las últimas semanas en el mejor estado posible y con las mínimas preocupaciones. Nada debe desviar la atención de lo verderamente importante: El Camino.
Este año mi preparación física ha tenido muchos altibajos, causados por las pequeñas lesiones de las que os he hablado. Digamos que llegué a Irún bastante preocupado y presa de la incertidumbre. No estaba seguro de cómo iba a responder mi cuerpo ante las dificultades. Sin embargo, en el terreno mental, he de decir que estaba pletórico, muy motivado y con unas ganas enormes de comerme el Camino. Ya se verá qué parte de mí ganó la partida y, por ende, cómo terminé la aventura.
La parte organizativa y burocrática ha sido un poco más complicada que otros años porque el grupo de caminantes se ha incrementado con un nuevo peregrino. Por otro lado la ruta elegida; el Camino Norte no cuenta con la infraestructura de otros itinerarios jacobeos como el Camino francés.
Por ejemplo, hemos tenido que utilizar los servicios de tres empresas diferentes para el transporte de equipajes. Esta circunstancia ha requerido una coordinación suplementaria para no encontrarse, al final de una etapa, con la desagradable sorpresa de estar sin ropa para asearse.
Otro tema importante es la preparación de las etapas, la distribución de los recorridos, la delimitación de las dificultades, la localización de puntos de interés, el establecimiento de las guías de viaje, etc.
Este año ha habido que añadir la tarea de informar e instruir al hermano mayor, al peregrino Cándido que recorría el Camino por primera vez. Había que evitarle sufrimientos innecesarios, allanarle lo más posible su camino.
Para ello, durante todo el año, he ido publicando en el blog un plan de preparación, consejos sobre indumentaria, calzado, medicinas, enseres necesarios...Incluso preparamos dos etapas de senderismo por Navaluenga con el objetivo de practicar sobre el terreno lo que sería, unos meses más tarde, una verdadera etapa de peregrinos.
Así, poco a poco, transcurrió el invierno y la primavera hasta llegar al día 27 de mayo, fecha en la que me encontré en Irún, corto de preparación, pero sobrado de moral y con los deberes hechos. Solo restaba echar a andar y que Dios o la Naturaleza repartiera suerte.
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