“Sin amor, no hay poder bastante a concordar a amigo y a amado.”
“No te juzgues salvado por sola tu bondad.”
“Con tu amigo nunca juegues. ”
“La paciencia comienza con lágrimas y, al fin, sonríe.”
“El que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal, con soberbia. ”
“Quien da lo que ha quitado, no solo no es liberal, sino que es hipócrita. ”
“Si te casas para adquirir mayor consideración, no establezcas excesiva familiaridad con tu mujer.”
“Enemigo que lo es por tus vicios, háztelo amigo por tu virtud.”
“Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho.”
La paciencia comienza con lágrimas, y, al fin, sonríe.
El que no se posee a sí mismo es extremadamente pobre.
Ramón Llull un visionario.
La paciencia comienza con lágrimas, y, al fin, sonríe.
El que no se posee a sí mismo es extremadamente pobre.
Ramón Llull un visionario.
Sin duda puede considerarse a Llull un visionario de su época, y eso ha sido aprovechado por los buscadores de lo oculto para atribuirle las anticipaciones más fantasmagóricas.
No es difícil imaginar, desde ese punto de vista, que Llull hubiera sido capaz de adelantar muchos conceptos, ideas y descubrimientos que deberían esperar décadas o siglos para desarrollarse o que tal vez otros hombres hubieran tomado de Llull mucho tiempo más tarde. Entre ellos podemos mencionar:
La gravedad: "Es la piedra movible con movimiento violento o natural: violento cuando se arroja con impulso al aire, y natural cuando desciende, pues entonces se mueve conforme a la gravedad, cuyo movimiento es sensible por la vista, imaginable por la imaginación e inteligible por el entendimiento" ("Libro de ascenso y descenso de la inteligencia"; Distinción II: De la piedra; Cap. I: Del Acto de la piedra; nº 8). Con respecto a este párrafo, cabe aclarar que el libro fue escrito en 1304, mientras que sir Isaac Newton publicó en 1687 sus leyes del movimiento, culminación de la ley de gravitación universal que habría imaginado durante la peste de Londres de 1665. Si queremos creer, Llull ya habría anticipado este concepto 361 años antes que el sabio inglés. Visto con una perspectiva más propia de su época, la ciencia griega que sobrevive en la Edad Media le bastó a Llull para escribirlo: más allá aún irían los teóricos del impetus algún tiempo después.
La memoria: "Viendo el hombre que el león tiene industria en el cazar, conoce que el león tiene imaginación, sin la cual no podría tener industria, y esta imaginación o el imaginar está inserta en el sentir". (Íd., Dist. III; Pról.; nº 5). Se refiere el mallorquín a la memoria, explicando que el león conoce el sitio donde los venados van a beber y que este conocimiento le penetra a través de la vista y del olfato. Encontrándose él en otro sitio, recupera de su almacén de recuerdos los datos que necesita, y concurre a cazar venados a donde él sabe que podrá encontrarlos. Estos dos conceptos, memoria e imaginación, y que los animales fuesen capaz de ellos, podrían hacer sospechar que Llull anticipa el evolucionismo de Darwin o incluso la etología de Konrad Lorenz, con lo que otra vez Llull había anticipado conocimientos que tardarían siete siglos en popularizarse, aunque claramente sólo está participando del ambiente intelectual clásico, que el cristianismo se fuerza en compatibilizar: la inmortalidad y semejanza divina del alma humana tuvo desde la Antigüedad que hacerse compatible con las teorías hipocráticas y galénicas de las tres partes (soma, pneuma y psique; corpus, anima y spiritus; cuerpo, alma y espíritu), y ver por tanto en los animales cualidades anímicas.
Entre la ingente producción literaria de Llull hay cientos de casos similares que sería prolijo e interminable detallar aquí.
La relación de Llull con la alquimia y las misteriosas sectas cátaras y albigenses es todavía más propicia al fantaseo. Realmente no es el único en su época, y la Corona de Aragón medieval (verdadera encrucijada entre Italia, el norte de Europa y sur hispánico y siciliano, donde los escritores musulmanes actuaron como portador de la herencia helenística e innovadores en terreno científico) fue un buen lugar para recibir toda clase de influencias, en particular el Periphyseon de Juan Escoto Erígena, la Clavis Physicae de Honorio de Autun (prohibido en 1225 porque los herejes lo utilizaban) o la doctrina, quizá derivada del Timeo de Platón, del Anima mundi (o alma cósmica, que atribuye al mundo las tres potencias anímicas: memoria, inteligencia y voluntad).
No desmerece en nada la importancia de Llull si ignoramos las implicaciones ucrónicas de algunas lecturas sensacionalistas.
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