jueves, 15 de octubre de 2020

Mujeres olvidadas. Inés de Suarez


Inés de Suárez nació en Plasencia en 1507. De su vida en España, se sabe que casó con Juan de Málaga y junto a el vivió hasta que el partió al Nuevo Mundo en busca de fortuna. Cansada de esperar el regreso de su marido, Inés decidió ir en su búsqueda. 

  Por entonces no  se permitía que las mujeres se dirigieran solas a América, sin embargo, ella logró licencia real gracias a un par de testigos que avalaron su cristianismo, y mediante la promesa de acompañarse de una sobrina. 

 Partió rumbo al continente americano en 1537,  a su llegada a Perú se enteró que su esposo había muerto. Allí se desempeñó como costurera con apoyo de algunas indias que estaban a su servicio.

    Más tarde se unió a la empresa de Valdivia en 1540. Con el mantenía una relación y su pasión por el la impulsó a seguirlo, convirtiéndose en un soldado más.  Es necesario hacer  hincapié en lo excepcional e inusual que una mujer se uniera a un ejército conquistador. 


    Se cuenta que Inés salvo a la tropa de perecer de sed en el desierto, al encontrar agua, ella era zahorí, también  descubrió una conspiración contra Valdivia. La acción que mayor gloria le significó, fue su crucial y cruento papel en un ataque a Santiago dirigido por el toqui Michimalongo. Además de estas proezas, la soldadesca reconoció con gratitud el despliegue de cuidados que ella les prestaba, como, por ejemplo, curar sus heridas, conservar y preparar alimentos, y mantener el espíritu religioso. Inés de Suárez, según atestiguaron, era una persona honrada, caritativa y de gran cristiandad.

  La relación  con Valdivia terminó al ser sometido a un juicio en Perú del cual fue absuelto con la condición de abandonar a Suárez. Al regreso de Valdivia en 1549, ella se casó con Rodrigo de Quiroga, afamado conquistador que llegó a ser Gobernador, extendiendo a su mujer el título de Gobernadora. Estuvieron unidos 30 años.


   Inés de Suárez fue una mujer admirada en su tiempo, la consideraron una dama y se relacionaba con personas encumbradas de la sociedad. Por sus obras se le dotó de tierras y encomiendas y el propio Valdivia le cedió un terreno para construir una ermita para la Virgen de Monserrat, a la que rindió culto hasta el fin de sus días. Inés de Suárez murió a los 74 años, sobreviviendo a todos los conquistadores con los que llegó a Chile.

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