He estado tentado de contaros mis impresiones tras el cese del estado de alarma, pero eso puede esperar, prefiero compartir con vosotros mis sensaciones al llegar a mi corral, despues de más de cinco meses sin poder visitarlo, ni cuidarlo y habiendo pasado la tormenta Filomena, por los dos.
Me esperaba lo peor y de verdad, me daba miedo abrir la puerta de entrada. Pero el primer vistazo ha sido tranquilizador y me ha reconfortado ver como la naturaleza sobrevive, se adapta y continua su camino.
Tanto la zona de huerta como la de flores, ha sufrido mucho, pero estan alli, luchando y alegrandome la vida.
Por la huerta han ido desfilando ante mis ojos unas almendras gigantes, aceituna incipientes, brócoli, acelgas, espinacas, lechugas, romanescu, alcachofas, cebollas, brebas y hasta una coliflor diminuta. ¡Increible!
La vida, el final del confinamiento, la libertad, ni empieza, ni termina en la terraza de un bar, necesariamente.
Fotografía: J Ruiz
Opá, yo viaze un corra.
ResponderEliminar