domingo, 13 de junio de 2021

Camino de Orgaz 2021. Ajofrín - Toledo

     Durante la planificación de este Camino tan especial, pensé que el mejor broche que se le podía poner era terminar en Toledo, en la catedral. 
  En principio mi desafío consistía en recorrer los 36 kilómetros que separan la villa de Orgaz de la ciudad de Toledo.  Debido al calor imperante y a mi estado físico, decidí recortar la etapa e iniciarla en Ajofrín, 24 kilómetros. Dicho y hecho.

   La jornada comenzó a las 6:30 de la mañana, hora mágica. Bajo la torre de la iglesia de Ajofrín emprendí esta última etapa. 
   Me dirijo  en busca de una picota de ajusticiamento que hay a las afueras de la localidad. 
   
 Antes de llegar a ella descubro una querida flecha amarilla, cuánta ayuda y seguridad que dan al peregrino. No se sabe hasta que faltan y te encuentras perdido en medio de ninguna parte.
    Las flechas me encaminan al cordel de las merinas.  El camino es ancho y está bien cuidado. 
      La mañana es fresquita  e incita a caminar. Pongo un ritmo alto para intentar llegar a Toledo lo antes posible, paso varias casas de campo, la ermita de los cuatro caminos y todo acompañado de mis flechas amarillas.
     Transcurre una hora sin ver ninguna flecha, me empiezo a preocupar. Me encuentro con una bifurcación sin señalización: a la derecha un camino sin destimo determinado, a la izquierda un pueblo con un pantano al lado. Decido tomar el camino del pueblo. 
      Al llegar compruebo que es la localidad de Layos, me equivoqué y tengo que intentar llegar a Covisa para retomar el camino a Toledo. 
     Como es normal, el nerviosismo se impone y acelero el ritmo, los pies empiezan a resentirse y lo que parecía un paseo placido se convierte en una prueba de resistencia. 
     Después de momentos de incertidumbre, observo cómo el camino que llevo y el que debería haber tomado, se juntan. Seis kilómetros más que hay que añadir a la etapa, gajes del caminante.  
   Las flechas sin aparecer, cruzo por un puente la vía de circunvalación a Toledo y me reencuentro con una flecha amarilla. Me daban ganas de besarla.  
    Entro en un camino descendente donde van apareciendo cigarrales, todo me huele a Toledo, hasta que por fin veo recortada en el horizonte la imagen de la catedral. 
       Paro un momento a beber un poco de agua y a comer un plátano. Soy consciente de que falta lo peor, la ansiedad del final de etapa y de camino. 
      Reanudo la marcha hasta llegar a la ruta que da la vuelta a Toledo, decido entrar por el puente Alcantara, voy disfrutando de la vista de Toledo, mientras que los pies casi no los siento, ya es igual. 
       Entro a Toledo por un arco. Unas interminables escaleras y la mascarilla, acaban por consumir mis ya mermadas fuerzas. Llevado por la inercia  llego a Zocodover y de aquí a la catedral.
     Después de topar varias veces con el personal del templo , consigo que el sello de la catedral primada de España luzca señero en mi credencial de peregrino a Santiago. Siento que mi empeño ha culminado, ha llegado a su fin.
Poco después me encuentro sin saber cómo en el arco de la Sangre en plena plaza de Zocodover. Allí me recogen para iniciar la vuelta a Orgaz. 
      Fin de etapa y de mi octavo camino. ¡Hasta el próximo!¡Buen camino!  





















  Fotografía: J Ruiz 

2 comentarios:

  1. Enhorabuena y a por otro, en cuantos caminos está el guiness ??
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias. Ya esta en marcha el próximo. Va ir dirigido para Ruiz´s principiantes. Un abrazo

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