Hasta aquí llegaba el mundo, más allá todo era desconocido, misterioso, peligroso, salvaje. Tuvieron que llegar intrépidos navegantes para tirar abajo todas las leyendas y mitos que envolvían a este enclave.
Hoy es un punto obligado en el Camino de Santiago para terminar una etapa y comenzar otra nueva. Se realizan rituales a la puesta de sol y los peregrinos rompen con lo pasado y comienzan una nueva andadura.
Con independencia de toda esta liturgia exotérica, el lugar es muy visitado para disfrutar de unas vista preciosas dejando que la imaginación vuele al pasado.
Fotografía: J Ruiz
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