Continuamos nuestro deambular por Compostela, el campo de las estrellas. Sus calles solitarias a primera hora, se convierte a medio día en un hervidero de peregrinos que ven terminar su camino, para poco a poco, según van pasando las horas, ir recobrando las pulsaciones de la noche.
Santiago, como ya os decía en publicaciones anteriores, es una ciudad interesante, misteriosa, bella y adictiva a cualquier hora y estación.

Fotografía: J Ruiz
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