
Hoy es el día esperado. Atrás quedan ampollas, tirones, calambres, kilómetros y kilómetros. Parece mentira que estemos en dirección al punto de salida: Villafranca del Bierzo.
Autocar de ida |
Por fin llegamos a Casa Méndez. El sitio, solo por el hecho de poder soltar la mochila, nos parece maravilloso. Aunque la recepción sea decepcionante y los papeles y las llaves se entremezclen con los platos del postre de los últimos comensales. Ante tal panorama, no nos sorprende el sugerente olor a fritanga que se cuela por todas partes, incluida nuestra propia piel. ¡Esta es la arriesgada vida del peregrino!
Villafranca del Bierzo |
Albergue de Jato J.K. Ruiz |
Abandonamos “El brillante berciano” y nos encaminamos al albergue de “Jato” para recoger las credenciales y
enterarnos del procedimiento para transportar las mochilas. Volvemos a cruzar el pueblo,
pero ahora vamos ligeros porque solo cargamos con las cámaras.
Al pedir las credenciales, recibimos la primera lección del camino: aquí el tiempo va más despacio, las prisas no son buenas consejeras y la paciencia tiene que ser nuestra compañera más fiel. Después de un buen rato, nos rellenan las credenciales y nos ponen al tanto del transporte de equipajes a O Cebreiro.
Al pedir las credenciales, recibimos la primera lección del camino: aquí el tiempo va más despacio, las prisas no son buenas consejeras y la paciencia tiene que ser nuestra compañera más fiel. Después de un buen rato, nos rellenan las credenciales y nos ponen al tanto del transporte de equipajes a O Cebreiro.
Jato es un personaje
pintoresco, lleva años en el camino ocupándose de los peregrinos. Este hospitalero es un pozo de experiencia y sabiduría humana -quizá también animal- nos regala consejos que más parecen frases
lapidarias dignas de figurar en el manual del perfecto caminante:
Iglesia de Santiago J.K. Ruiz |
Al lado del albergue está la iglesia de Santiago, donde nos estampan el segundo
sello en la credencial. Según
nos cuentan, en esta iglesia se concedían las indulgencias a los peregrinos que
llegaban enfermos y no podían continuar su viaje a Santiago.
Volvemos sobre nuestros pasos
para visitar y fotografiar el convento
de S. Nicolás, la iglesia de S. Francisco y la plaza mayor. Al pasar por una
tienda rematamos nuestro equipo de peregrinos comprando unos bordones. Nos
hacía ilusión traer los nuestros, pero no ha podido ser. Enseguida nos haremos a los nuevos, que se convertirán, a buen seguro, en nuestros
brazos y piernas.
Esto parece que se va
poniendo en marcha: nos desprendemos de ataduras, de prisas y nervios y de ideas
preconcebidas Con los ánimos
renovados nos sentamos en una terraza de la plaza. En fin, entre charlas y
risas, dejamos pasar el tiempo hasta la hora de la cena.
Cerca ya de las diez, ya cenados, nos vamos al hotel.
Pensamos salir a las 6:30. Preparamos las mochilas con ropa de repuesto, algo de
comida y los cachivaches que, creemos, vamos a necesitar. Después nos acostamos
con más incertidumbre que sueño. Mañana será el día. Comienza el reto.
Homenaje al peregrino J.K. Ruiz
Fotografía: J.K. Ruiz y J Ruiz en la red
Iglesia de San Francisco J.K.Ruiz |
Fotografía: J.K. Ruiz y J Ruiz en la red
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