viernes, 12 de julio de 2013

¡Para los negritos! ¡Para los blanquitos!


     Corrían los años sesenta cuando, allá por el mes de octubre, se repartían entre los escolares unas huchas con forma de cabeza de niño negro o asiático para pedir dinero por las calles, las escaleras, los portales y también entre los familiares,  para la obra misional.
   ¿Obra misional?  Dicho así suena muy serio -que lo es-, pero coloquialmente, es decir, en la calle se conocía  como el Domund. Claro que los escolares lo simplificábamos más cuando emitíamos el que casi era un grito de guerra: “¡Para los negritos!”
    El “Para los negritos” significaba que existían unos seres de color negro, rojo, amarillo o cobrizo que eran más pobres que las ratas, es decir, más pobres que nosotros y que teníamos la obligación moral de mandarles dinero para que  los misioneros católicos reparasen sus necesidades terrenales y espirituales.
    Hasta aquí  todo iba bien teniendo en cuenta que, por esos años, no se conocía apenas la palabra racismo y que el fin de la cuestación era enmendar un fallo del creador, ya que con tanto que crear se le olvidó hacer a la gente igual y con las necesidades cubiertas. Pero estábamos nosotros, caballeros medievales en pos de una buena causa, enmendadores de entuertos que con la cabeza-hucha que te tocará salías a la calle gritando a la vez que agitabas la cabeza para hacer sonar las monedas: “¡Para los negritos! ¡Para los negritos!”.
    Pasados los años, por octubre o noviembre siguen dando huchas a los niños en los colegios religiosos, con el mismo fin. En estos tiempos que corren se ha cambiado la hucha y el grito -ahora es un bote amarillo y el grito es “¡Para el Domund! ¡Para el Domund!”.  Llevar la cabeza de un negro, un chino o un indio descalabrado estaría fatal y vocear sus datos económicos peor aún. Además, ahora sabemos que hay muchos negros, chinos o indios más ricos que nosotros y lo espiritual que más nos da.
    Yo quiero pensar que mis cuestaciones sirvieron para algo y aliviaron la situación de esa gente y pienso que ahora deberían devolvernos la moneda y hacer algo parecido, eso sí, cambiando el diseño de las huchas y el lema de la cuestación.       


Diseños actualizados para la huchas del Domund.
¡Para los blanquitos!

¡Para los españolitos!


¡Para los chorizitos!
¡Para los banqueros!



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