lunes, 16 de junio de 2014

El adios - Camino de los J´s Ruiz 2014

El adiós



  El domingo 15 se presentó de un tirón y sin aviso. Debido a la costumbre adquirida de madrugar, pateábamos muy temprano las calles de un Santiago diferente, sin  aglomeraciones, con apenas gente, disfrutando de la brisa  y oliendo a piedra recién regada.
   Deambulamos sin rumbo fijo, tratando de llevarnos, impresos en la retina, todos los rincones, las fachadas, los soportales, las estatuas, las fuentes, la luz, la atmósfera jacobea. Poco a poco, las calles se fueron llenando de gentes que iban de un lado a otro, de peregrinos que llegaban y se abrazaban , de señoras en busca del pan, tras la misa del domingo.
     Al final acabamos en la iglesia de San Francisco, a donde llegamos con la intención de recoger unas credenciales que conmemoraban  los ochocientos años de la visita de San Francisco de Asís a la ciudad de Santiago. Más tarde, nos dirigimos al hotel  para dejar la  habitación. Después solo nos quedaba esperar a la hora de la salida del tren que nos devolvería a muestro mundo, a nuestro camino habitual, a nuestras vidas.
     Las piernas pesaban mucho más que en los días de atrás. Nos costaba trabajo levantar los pies del suelo y de las piedras; parecía que unas manos invisibles nos agarraban de los tobillos para retenernos unos instantes más en Santiago. El camino se resiste a perder a sus peregrinos y, a su vez, los peregrinos se aferran con fuerza al camino, a su camino.  Ambos -peregrino y camino- saben que la separación es inevitable, aunque tarde o temprano, en algún momento incierto, se producirá el reencuentro. 
     A las tres de la tarde abandonábamos Santiago, abordo de un tren que nos devolvería a nuestra vida un puñado de horas más tarde.   



 
 




 
 

 
 
 





 
 
 
 
Fotografía: J Ruiz 

1 comentario:

  1. Ya eres un veterano, y estarás empezando a preparar el tercer camino. Un abrazo Carlos

    ResponderEliminar