O Cebreiro - Triacastela
La etapa es corta y, según dicen las malas lenguas, suave, por lo tanto nos tomamos con tranquilidad el arranque.
A las 7,30 salíamos a las calles de O´Cebreiro, donde nos esperaba un aire gélido. Embutidos en los chusbasqueros y con los polares puestos nos hemos internado en un bosque de pinos que nos cobijaba algo del frío que venía de la sierra de Courel.
Hemos ido alternando sendas con corredoiras y carretera pura y dura. Han aparecido viejos amigos del anterior viaje: Las vacas rubias, las babosas y las bovedillas. ¡Dios!
El alto del Poio, no puntuable para el premio de la montaña, nos has dejado sin aliento y sin piernas. Después de esto, todo ha sido un continuo baja y bajar, poner y quitar capa de agua... en fín, Galicia nos está enseñando todo lo que sabe y puede. Sobre las 13 horas llegábamos a Triacastela con el tiempo justo para un ducha y sentarnos a reponer fuerzas,
La tarde ha transcurrido de forma tranquila, hemos visitado un molino fluvial, las tres calles que tiene Triacastela han sido pateadas y, sobre todo, hemos descansado. Las piernas empiezan a estar cargadas y necesitan esos ratos de estar estiradas en alto, sin movimiento.
Mañana llegamos a Sarria y tendremos una jornada de descanso, donde lavaremos las ropas y nos prepararemos para el último empujón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario