miércoles, 2 de julio de 2014

Nora, Aitana y el mar

Firma invitada: Ana Moreno

Hola de nuevo, chicas:

Hace más o menos un año, el mismo día en el que nacisteis,  os di la bienvenida a este mundo de locos.  Parece que, de momento, os va gustando lo que veis: el sol y la luz, las nubes y los montes, los parques y los juegos. Poco a poco, sin saber cómo, vais trenzando  vuestra vidita con sonrisas, asombros y sorpresas. Lástima que nosotros, los mayores, apenas podamos descifrar lo que pensáis, lo que se os pasa por la cabecita cuando nos miráis fijamente a los ojos y no nos decís nada porque aún no sabéis hablar. A veces nos divierte ver cómo os esforzáis por comunicaros con pequeños sonidos o sirviéndoos del dedito para señalar lo que queréis; otras veces, por el contrario, nos desesperamos ante el llanto que os provoca nuestra  incomprensión. Ya se sabe que las personas nos volvemos muy torpes cuando abandonamos el paraíso de la infancia.
Hoy, con apenas un añito habéis conocido el mar, el azul del mar, el sol anaranjado tamizado por las nubes blancas. Nosotros, espectadores mudos,  hemos gozado del inmenso privilegio de ver reflejada en vuestros ojos curiosos la fascinación desconfiada, la alegría inocente y, por fin, el sentimiento de libertad que inunda la mirada de los que contemplan el mar por primera vez.  En ese momento, aunque  todavía no seamos capaces de comunicarnos con palabras, hemos sabido que estabais muy contentas.

 Decía Óscar Wilde que el medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.  Estoy segura de que hoy,  Aitana y Nora os habéis convertido en unas  muy buenas personitas, porque hoy habéis sido muy felices. 


Ana, una de vuestras tías.

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