El nombre de Berenguela tiene su origen, en el nombre del obispo Berenguer de Landore, bajo cuyo obispado se finalizó la construcción de la torre.
El reloj fue construido en 1831 por encargo del Arzobispo Rafael Vélez y lo realizo el artesano Antelo en Ferrol.
Consta de cuatro esferas, que van respectivamente orientadas según los puntos Cardinales, en cada cara de la Torre.
Una de las mayores peculiaridades del reloj, es que cuenta con sólo una aguja, ya que las horas las marca la famosa Berenguela , y los cuartos su compañera.
La Berenguela original fue fundida en 1729 por Güemes Sampedro, un famoso fundidor de la época, pesa casi 10 Toneladas (unos 9600 kilos aproximadamente). Su diámetro es de 256 cm. y una altura de 216 cm.
Su afinación es en “ Do “.
Su decoración esta compuesta por una cruz patriarcal con el calvario de Jesucristo , un cuadro sobre la batalla de Clavijo (la famosa en la que se atribuye la participación del “Santiago Matamoros”) , Una representación del sepulcro de Santiago con 7 Velas encima, una Concha de vieira (símbolo de los peregrinos) y muy diversa imaginería.
La campana original que tocaba los cuartos fue fundida por el mismo artesano que la Berenguela y en el mismo año. Pesa casi 2 toneladas ( 1840 kg), su diámetro es en torno a de 150 cm al igual de su altura que también es de un metro y medio.
Está afinada en "Sol".
La torre del reloj no sólo es el reloj de Compostela, sino que también funciona como magnífica estación meteorológica, como bien saben los más rancios compostelanos. Del mismo modo que el sonido del tren, cuando se escucha nítidamente en Compostela, anuncia vientos del sur y consecuentemente mal tiempo, las graves campanadas de la Berenguela escuchadas con más intensidad de la normal, indican vientos del norte y con ello tiempo seco.
La Berenguela también protagonizó uno de los más insólitos, a la par que bellos, conciertos que se celebraron en Compostela. Ocurrió hace años cuando Ataulfo Argenta dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional en un concierto en la plaza de la Quintana. Como suele ser habitual el concierto comenzó con retraso, y así fue discurriendo hasta que se acercaba la media noche. El público preocupado empezó a darse cuenta que las doce campanadas interferirían la interpretación.
Sólo unos pocos se dieron cuenta de que el director le imprimía a la interpretación un ritmo mucho más vivo de lo normal, terminando la obra que interpretaban sólo unos segundos antes de las doce, momento en que las doce campanadas sonaron como brillante colofón de la partitura, ante el asombro de los presentes que mudos asistían a la interpretación de tan bello instrumento.
La salva de aplausos que se oyó a continuación debe ser la más sentida, y al mismo tiempo la más merecida que haya recibido la Berenguela.
Desgraciadamente, las que se usan hoy en día son réplicas de las originales, pues con el paso del tiempo, tanto la Berenguela como la campana de los cuartos , sufrieron diversas grietas que afectaron al sonido, y fueron sustituidas definitivamente en el año 1990.
Quién quiera ver las originales , tendrá que acceder a los museos de la Catedral , ya que se exponen en el Claustro.
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