Abrí la puerta del corral para ir a la bodega, la mañana estaba fresca, el viento solano balanceaba los pericos. Por detrás de un tinillo y una madreselva, se hizo presente Galita,que avanzó unos pasos, se sentó y me dijo: "mau, mau". Me agaché y le acaricié el cuello que extiendía confiado. "Pero bueno, Gala, ¿Qué haces aquí ? Bonita." . Se levantó y comenzó a runrunear, frotando su cabeza contra mis piernas. ¡Oh, qué animalito!
Me incorporé y me dirigí a la bodega. Gala pegada a mí, de vez en cuando se adelantaba unos pasos, se escondía y cuando yo pasaba, salía a mi encuentro como si quisiera jugar al pilla, pilla.
Me incorporé y me dirigí a la bodega. Gala pegada a mí, de vez en cuando se adelantaba unos pasos, se escondía y cuando yo pasaba, salía a mi encuentro como si quisiera jugar al pilla, pilla.
Le abrí una lata de foie-gras, y le puse un poco en un plato viejo. Algo tendrá que desayunar este gato, me dije. Le gustaba, le gustaba: en un abrir y cerrar de ojos lo devoró. Luego, más tarde, cuando abran las tiendas, tendré que ir a comprar una comida más apropiada para este animal. El gato Gala, ya es de la familia.
Pasan los días y el gato, que llegó delgado y con cara de hambre, se va reponiendo, está muy contento, no para de jugar y, en cuanto me ve, no se separa de mí. Cuando estoy trabajando en el huerto se tumba en una piedra y observa con detenimiento todos mis movimientos. Creo que le dan ganas de coger la azadilla y ponerse a cavar. No sé yo.
Un día cazó un pájaro y me lo trajo para enseñarme su presa. Es posible que me considere un gato más, como parte de su manada. Duerme en la puerta de la casa, ¡menos mal que no hace frío!. Todo su interés es entrar y tomar posesión de la casa, esto último no puede ser debido a la alergia de mi hija. No obstante, el gatito no desfallece en su empeño de convertirse en el gato de la casa.
Un día cazó un pájaro y me lo trajo para enseñarme su presa. Es posible que me considere un gato más, como parte de su manada. Duerme en la puerta de la casa, ¡menos mal que no hace frío!. Todo su interés es entrar y tomar posesión de la casa, esto último no puede ser debido a la alergia de mi hija. No obstante, el gatito no desfallece en su empeño de convertirse en el gato de la casa.
Otra noche, le puse la cena en la bodega y me volví. Cerré la puerta y me subí a la casa. Cuando llegué, me encontré con el gato en el salón. "¡Pero bueno! ¿Qué haces aquí?, ¿Por dónde has entrado?" Gala se ha colado encaramándose a la rama de un árbol que está a dos metros de la ventana. Descubierto su truco, cerramos la ventana para que no pudiera entrar en la casa. No importa, se queda a dormir en el alféizar. La primera vez que sucedió este hecho , me toco poner una escalera para ayudarle a bajar del árbol, pensaba que no sabia bajar sola. No era así, ocurría, simplemente, que pretendía dormir cerca de nosotros, ya que no podía pasar la noche dentro de la casa.
Se terminan las vacaciones, tenemos que volver a Madrid y Gala no puede acompañarnos. Deberá permanecer sola toda la semana. No pasará hambre porque ya hemos dispuesto que una persona pase diariamente a llevarle la comida. No obstante, me preocupa que, al no vernos por allí, se marche en busca de otro hogar.
Continuará...
Continuará...
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