La semana ha sido diferente, muy diferente a las anteriores. Lo que no quería ni siquiera pensar ha sucedido. Los dolores de la fascitis han aumentado tanto, que no he tenido más remedio que interrumpir los paseos y caer en los brazos de los anti-inflamatorios y las pomadas. Es un fastidio, la verdad, pero quiero ser positivo: espero que se pase pronto y pueda volver a la calle, a los parques, a mis pensamientos, a mis ensoñaciones. Estoy seguro de que va a ser así.
No penséis que estoy todo el día lloroso en un sillón. No, de eso nada, la bici estática ha subido al escenario y ahora hago 20 km. diarios. No es lo mismo que caminar, pero quien no se conforma es porque no quiere. Lo que tengo claro es que deseo hacer el camino y voy a poner todo lo que tenga que poner para cumplir mi juramento.
A lo mejor no os lo he dicho. Esto del camino cuesta, duele y hace sufrir, pero si se llega a Santiago , se olvidan rápidamente todos estos inconvenientes. Merece la pena, eso os lo aseguro.
Si no se llega, no pasa nada. Santiago siempre está en el mismo sitio. Ayer precisamente he sabido del abandono de una compañera, cuando sólo habían transcurrido cinco días desde el inicio de su aventura por problemas físicos. A pesar de todo, me consta que ya esta pensando en volver a intentarlo. Hay que llegar, pero no a cualquier precio.
El plan de entrenamientos continúa con tranquilos paseos de dos horas, disfrutando, sintiendo cómo el cuerpo se disocia de la mente y el esfuerzo físico va por un lado y nuestro espíritu por otro. Yo, por mi parte, continuaré mordiéndome las uñas en la estática.
Un abrazo y ánimo.
A lo mejor no os lo he dicho. Esto del camino cuesta, duele y hace sufrir, pero si se llega a Santiago , se olvidan rápidamente todos estos inconvenientes. Merece la pena, eso os lo aseguro.
Si no se llega, no pasa nada. Santiago siempre está en el mismo sitio. Ayer precisamente he sabido del abandono de una compañera, cuando sólo habían transcurrido cinco días desde el inicio de su aventura por problemas físicos. A pesar de todo, me consta que ya esta pensando en volver a intentarlo. Hay que llegar, pero no a cualquier precio.
El plan de entrenamientos continúa con tranquilos paseos de dos horas, disfrutando, sintiendo cómo el cuerpo se disocia de la mente y el esfuerzo físico va por un lado y nuestro espíritu por otro. Yo, por mi parte, continuaré mordiéndome las uñas en la estática.
Un abrazo y ánimo.
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