sábado, 4 de julio de 2015

Todo va mejor. ¿Va mejor?

   Los números del paro bajan, las afiliaciones a la Seguridad Social suben, hay más contratos de trabajo, las previsiones de crecimientos se disparan, la macro economía se recupera, la prima de riesgo está bajita, todos los días sale el sol por levante y se pone por poniente, hace calor en verano y en invierno frío, miramos por encima del hombro a los griegos y les damos consejos de actuación.  Todo perfecto. ¿No?  
    Os pregunto, ya que yo no entiendo nada. Estoy en medio de este "sindiós", sin comprender lo que me rodea. Escucho por televisión a Rajoy decir esas cosas, me doy la vuelta y veo una cama sin deshacer desde hace meses: es la de mi hijo, el ingeniero, que está en Londres intentando abrirse camino y mientras lava platos en un pub. En la habitación de al lado veo a mi hija durmiendo -la pobre trabaja todo el día-, estudia a salto de mata un máster  que se medio paga con un  sueldo que no le da para sobrevivir.
   No todo es triste en mi casa. La abuela es una privilegiada porque le suben la pensión todos los años. Tan es así, que se tiene que pagar con los dos euros de subida, parte de los múltiples medicamentos que consume. Mi mujer, funcionaria del estado, no puede quejarse, en vez de tener 25 niños por clase tiene 45, para que se aburra menos mientras que explica la Historia de España en inglés, que como todo el mundo sabe incluidos los ingleses, es  la mejor forma de aprender la historia patria. Cobra todos los meses gracias a que, en un acto de generosidad omnímoda, le han rebajado el salario hasta llegar a los niveles retributivos de ocho años atrás. Además ha prestado la cuantía de una paga extra al pobre Rajoy, que no es capaz de cuadrar sus números.  
   Mientras tanto, yo, prejubilado a los 54, me he convertido a mi pesar en un mal aprendiz de vividor. Resulta que con el sueldo que cobraba en mi empresa pagan ahora a tres chavales que están aprendiendo, no hacen el trabajo igual que yo, pero qué más da, si los clientes del banco no se enteran de nada y además nunca se  alcanzaron beneficios tan pingües. 
   ¿Ustedes lo entienden? ¿He perdido la cabeza? ¿Me está invadiendo el señor alemán? Sí, ese que deja vegetales a los viejos, no el de los jóvenes, que es una señora que los deja secos. ¿Me lo puede explicar alguien?

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