Los números del paro bajan, las afiliaciones a la Seguridad Social suben, hay más contratos de trabajo, las previsiones de crecimientos se disparan, la macro economía se recupera, la prima de riesgo está bajita, todos los días sale el sol por levante y se pone por poniente, hace calor en verano y en invierno frío, miramos por encima del hombro a los griegos y les damos consejos de actuación. Todo perfecto. ¿No?
Os pregunto, ya que yo no entiendo nada. Estoy en medio de este "sindiós", sin comprender lo que me rodea. Escucho por televisión a Rajoy decir esas cosas, me doy la vuelta y veo una cama sin deshacer desde hace meses: es la de mi hijo, el ingeniero, que está en Londres intentando abrirse camino y mientras lava platos en un pub. En la habitación de al lado veo a mi hija durmiendo -la pobre trabaja todo el día-, estudia a salto de mata un máster que se medio paga con un sueldo que no le da para sobrevivir.
Mientras tanto, yo, prejubilado a los 54, me he convertido a mi pesar en un mal aprendiz de vividor. Resulta que con el sueldo que cobraba en mi empresa pagan ahora a tres chavales que están aprendiendo, no hacen el trabajo igual que yo, pero qué más da, si los clientes del banco no se enteran de nada y además nunca se alcanzaron beneficios tan pingües.
¿Ustedes lo entienden? ¿He perdido la cabeza? ¿Me está invadiendo el señor alemán? Sí, ese que deja vegetales a los viejos, no el de los jóvenes, que es una señora que los deja secos. ¿Me lo puede explicar alguien?
No hay comentarios:
Publicar un comentario