sábado, 25 de julio de 2015

Veraneo fantastico con hadas de nombres Nora y Aitana

   Muchas gracias Nora-Aitana o Aitana-Nora.
  Las estancias de esta familia en Benicasim han sido siempre muy especiales, tremendamente especiales. Desde que la abuela Luisa aterrizó -aún niña- por estas tierras y se sintió plenamente feliz, las visitas del resto de la familia se han producido año tras año. El ambiente que se respira es especial, ya sea en el Desierto de les Palmes, en Les Santes, en la Renegada o por la ruta verde.
  Este año se puede catalogar de excepcional: hemos vivido junto a vosotras episodios mágicos que nosotros nunca olvidaremos y que vosotras siempre llevaréis en el subconsciente.
  Hemos oído cómo os llamaba la montaña del Bartolo. "¡Hola Nora! ¡Hola Aitana! ¡Chicas!", cómo el pino piñonero susurraba vuestros nombres "¡Aitanaaa! ¡Noraaa!", cómo el viento transportaba vuestras voces por el desierto. Hemos entrado por el ojo de la montaña con su ceja y todo, le hemos hecho cosquillas en la barriga, hasta decir "Achus"... 
   Cuando vuestras piernecillas ya estaban cansadas de andar por la senda, pasó un perro montado en la cesta de una bici y nos dijo adiós con la patita. Por las mañanas hemos navegado montados en el rulo justiciero, impartiendo sentencias a diestro y siniestro, habéis saltado olas y hasta las habéis regañado cuando venían con la boca abierta. 
  Como colofón a tanta magia, hemos pronunciado todos a coro el hechizo del taper mágico de la tía Ana, en espera de que al día siguiente, al levantar la tapa, apareciera fruta dulce y fresquita para el desayuno playero.
   ¿Os acordáis?  "Pon, po robón, pon, pon. Danos fruta a mogollón".
Quizá vuestras cabecitas ávidas de novedades y sorpresas, hayan guardado tantas emociones en el cajón de los olvidos, pero os puedo asegurar que yo las mantendré vivas en mi memoria durante mucho, mucho tiempo.  


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