Un día como hoy de hace 444 años tuvo lugar el enfrentamiento entre dos sociedades antagonicas. El enfrentamiento armado fué determinante para que la sociedad occidental sea hoy como es.
La batalla de Lepanto tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 cerca de la ciudad griega de Návpaktos (Lepanto en italiano ).
La batalla de Lepanto tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 cerca de la ciudad griega de Návpaktos (Lepanto en italiano ).
Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra la de una coalición católica, llamada Liga Santa, formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia, la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya.
Los comandantes de las flotas eran por parte católica, Juan de Austria, Álvaro de Bazán, Alejandro de Farnesio, Luis de Requesens, Sebastiano Venier, Agostino Barbarigo, Marcantonio Colonna y Juan Andrea Doria y por parte turca, Alí Bajá, Mehmed Siroco y Uluj Ali.
Las fuerza estaban compuestas por parte de la Liga Santa: 227 galeras, 6 galeazas, 76 fragatas y 98000 hombres. Por parte otomana: 210 galeras, 87galeotas y 120000 hombres.
Tras la batalla se produjeron las siguientes bajas: 7600 hombres y 12 galeras del lado de la liga y 30000 hombres y 190 naves del lado turco.
Los católicos, liderados por Juan de Austria, resultaron vencedores, y se salvaron solo treinta galeras otomanas. Se frenó así el avance otomano en el Mediterráneo oriental durante algunas décadas y provocó una disminución de los ataques corsarios en todo el mediterráneo.
En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido y perdió la movilidad de su mano izquierda, lo que le valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». El escritor, que estaba muy orgulloso de haber combatido allí, la calificó como «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».
En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido y perdió la movilidad de su mano izquierda, lo que le valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». El escritor, que estaba muy orgulloso de haber combatido allí, la calificó como «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».
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