Las palabras no fluyen, se han quedado atascadas en mi garganta y están formando un nudo que me ahoga.
Me gustaría decir, arremeter contra algo, contra alguien, pero no encuentro a nada ni a nadie.
Me gustaría decir, arremeter contra algo, contra alguien, pero no encuentro a nada ni a nadie.
Cuando el sin sentido supera a la razón, no se puede hacer otra cosa que llorar por las victimas, sus familias y rezar porque la próxima insensatez no te toque a ti.
¿De que vale que yo ahora llamara asesinos a los fanáticos de de París? ¿Que soluciona intentar explicar que un dios, el que sea, no puede amparar a los asesinos? ¿Devolverá la vida a las victimas mi alegato? No ¿Verdad?
Por eso, en estos momentos, solo puedo acompañar mentalmente a las familias de las victimas en su dolor y pedir que en el caso de existir algún dios, que haga algo, que ya le vale, que vergüenza me daría a mi, ser dios y permitir tanto desatino. Valiente, inútil de dios que tenemos ¿O es que no hay ninguno?
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