
El cuerpo, harto de dormir, se resiste al movimiento temiendo lo que se le va a perdir. Es la mente la primera que se tira de la cama y empieza a posicionarse, primera pregunta ¿Dónde estamos? segunda ¿Qué nos espera? A continuación, visualiza el trazado de la etapa del día, para después ir dando, suavemente, órdenes a la maquinaria del cuerpo para que vaya desperezándose.
Lo primero, un repaso de todas y cada una de las partes del cuerpo para determinar si hay algo en malas condiciones y poner solución, si la tiene.
Este es el momento para colocar el cuerpo en la disposición debida para afrontar el reto diario. Espalda estirada, cuello erguido, mirada por encima del horizonte y aptitud de comerte el camino si hace falta.
Por fín salimos a la calle, el viento fresco de la mañana nos acaricia la cara. El cuerpo quiere andar, hasta hay que sujetarle para que no se desboque.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario