Estamos de acuerdo.

   ¡Aleluya! ¡Aleluya!  ¡Loado sea el señor! ¡Por fin! 
   Después de años y años de no coincidir en nada con usted, señor presidente en funciones, dimisionario para presidir un gobierno de España, coincidimos en algo. 
   ¡Sí señor! Lo ve usted, don Mariano, como hablando se entiende la gente. Se da cuenta de que puede conseguir hasta que las murallas de Jericó caigan a sus pies. Tan solo tiene que dejarse llevar y, después de la penúltima pirueta de saltimbanqui de semáforo, pronunciar verdades irrefutables: 


 "España necesita un presidente con dignidad, no uno hipotecado y humillado"
    
   ¡Sí señor! ¡Olé sus huevos! ¡Estoy con usted a muerte! 
    Ya está bien de soportar a un presidente que tiene a su partido investigado (antes, imputado). Un Presidente bajo sospecha, sustentado por un partido repleto de corruptos. Un Presidente hipotecado con las entidades financieras a las que regala cantidades ingentes de dinero procedentes del erario publico, mientras abandona a su suerte a los pensionistas estafados. Un presidente al que llaman manos tijeras por la cantidad de recortes que ha realizado. Un presidente que ha borrado el futuro a los jóvenes y, por fin, un presidente al que interceptan mensajes dirigidos a un presunto corrupto, al que recomienda, sin ningún pudor: "Aguanta Luis" o "Luis, hacemos lo que podemos".  Un presidente que lejos de dimitir vuelve a presentarse a las elecciones evidenciando su falta total de dignidad.




     Estamos de acuerdo, señor Presidente. Ya es hora de que España tenga una persona normal al frente de su gobierno, y que los corruptos, indignos, hipotecados, mangantes y  trileros se vayan a su casa.