miércoles, 6 de abril de 2016

Cuando un político roba, nos roba a todos sin excepción.

   
   En este país hasta que no afrontemos la política desde la razón y no desde la visceralidad, nos irá como nos va. No hay solución.
  En España, la política se vive como si fuera fútbol y, claro, los políticos son tratados como divos del balón. No importa cuáles sean sus comportamientos, si son del equipo de nuestros amores; pero que se las aten al dedo -aunque acierten en sus decisiones-, si son del equipo rival. ¡No hay misericordia!
Resultado de imagen de imagen de preso con bola   Las redes sociales, que son reflejo de la sociedad en que vivimos, muestran que hay gentes que esperan el mínimo tropezón del político contrario, para compartir y airear a los cuatro vientos su torpeza. Mientras que la misma torpeza, en manos de un afín, es silenciada y tapada.
    En principio, y en general, no me parece mal airear y protestar por lo que cada uno quiera. Ahora bien, cuando la torpeza está relacionada con corrupción, el aprovechamiento del cargo, los hurtos y demás comportamientos ilegales, ya no me parece tan bien que se calle para unos y se airee para otros. Lo suyo sería airear todo y tomar medidas todos.
   Cuando un político roba, nos roba a todos, incluidos sus votantes y, cuando alguien calla por afinidad ideológica, se convierte en cómplice moral. Eso es así. 
Resultado de imagen de imagen de preso con bola  El día que tengamos un voto orientado según nuestros pensamientos, pero no cautivo de unas siglas,  habremos entrado en la senda de la normalidad democrática y de la razón.
   Mientras, nos mantendremos en la ruindad intelectual, moral y democrática  que impera en este país de nombre España.

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