¡Que grande eres Mariano!

  Mariano, no hay día en el que, ya sea por tus actos y  palabras, ya sea por tus omisiones y silencios, no me sorprendas. No es por  el hecho o el dicho, sino el modo en el que actúas o dices.  

  Cualquiera que me lea pensará, Mariano, que te admiro. Y puestos a ser sinceros, tengo que reconocer que cuando se te ve correr por
las mañanas con esa descoordinación coordinada, esa elegancia no buscada, esa gracilidad, esos movimientos felinos, tienes un punto y hasta una coma de admiración. Logras mantener el equilibrio y no caer. 

   Eres por demás un torbellino, no hay  nada que se te ponga por delante, a todo le das solución. Yo no sé cómo no te voto. Es más, creo que en las próximas elecciones tienes uno más en tu redil.

   Vamos, que el otro día te comentan la subida de la luz y tú sin darte frío, ni calor, contestas que ya saldrá el sol, que lloverá y que seguro que soplarán vientos. 

  Pues, coño, que al día siguiente, lluvia, nieve, viento, sol...,  no sé cómo lo has hecho. Te imagino en los jardines de la Moncloa a la luz de la luna, bailando con un taparrabos la danza de la lluvia.

   ¡Infalible!, ¡Portentoso!

 Otro día te comentan las quejas de los pensionistas y, sin despeinarte, dices que los pensionistas han vivido muy bien y lo van a seguir haciendo. Pues al día siguiente, todos los pensionistas de este país, reciben su nómina. ¿Que cómo la han recibido? Pues, ni más ni menos, que con una subida consolidada de un euro por cabeza. Ahora vais y os quejáis. ¡Manda carallo! Como diría algún paisano tuyo. 

     Yo solo te pido, Mariano, que no te prodigues mucho, que como te vea a través del tupé "el Tiriti ti,  Tramp, Tramp" te mete en el despacho oval y luego nos vamos a tirar de uno y no nos vamos a alcanzar al  otro.