No solo son informaciones confusas, contradictorias, sin sentido o falsas, ahora el propio anuncio o parte de él se automanipula: a la vez que cumple con una obligación de informar, también consigue que el receptor del mensaje (consumidor) no se entere muy bien de todo o parte de lo que se anuncia a bombo y platillo. Ya sea a través de desenfoques de cámara, velados litográficos o calcográficos, etc.
Como ejemplo, un botón: el anuncio de El Corte Inglés, "8 días de oro".
Te venden 8 días excepcionales, plenos de ofertas; mejor dicho, de superofertas. Ocho días en que este almacén tira la casa por la ventana, pero aquí viene la primera incoherencia. Si son 8 días de oro, ¿cómo puede durar este ofertón del día 31 de marzo al 21 de abril, si eso es un periodo de 21 días? ¿Cómo se come esto?
¿Los 8 días están dentro de estos 21? ¿Sabe alguien cuáles de los 21 son de oro y cuáles no? ¿Hay alguno de oro? ¿Alguien lo entiende?
¿Será que ni el El Corte Inglés se entera? Tal vez sea este el motivo por el que el cartel del periodo de la oferta está desenfocado.
¿Querrán volver locos a los clientes de tan exclusivo almacén? ¿Será otro anuncio subliminal para que los mismos clientes pasen por sus ópticas a graduarse la vista? ¿Quieren asustar a los tranquilos consumidores pensando que les está dando un yuyu?
El caso es que a los clientes, a los consumidores, a los ciudadanos, nos pueden llamar como quieran, pensar de nosotros lo que les plazca, pero lo que está claro es que tontos no somos y tenemos claro quiénes van de listos y dónde no se debe comprar.
Esto último me gustaría desenfocarlo para que los Cortes Ingleses no sepan si están mareados, no ven bien o es que no quiero que se enteren de lo que pienso de ellos.
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