El complot monacal

   Este país puede ser cualquier cosa: todo, menos aburrido. Hasta las tramas de corrupción tienen arte. 

   Alguien podría imaginar que en Alemania, Francia, Dinamarca o Noruega aflorara una trama de evasión de capitales y corrupción política bajo la estructura de una orden monacal. Impensable.

  Pues aquí, sí. Bueno y eso que son catalanes, que tiene fama de serios, estirados, sosos y muy, pero que muy europeos. ¡Ay, Dios!   Si hasta a los presidentes de la Comunidad se les llama "honorables" y van y se descalzan con este sainete de los hermanos Álvarez Quintero.

   Tan solo hemos empezando a enterarnos de la trama de la comedia, ni tan siquiera ha salido a escena todo el elenco. De momento, conocemos al capellán, al reverendo y a la madre superiora, al parecer, todos muy leídos ya que andaban de allá para acá con misales de una  biblioteca en otra.

   Si solo esto ya tiene gracia,  esperad a que conozcamos al resto de los personajes. El Papa, los obispos, el párroco, el sacristán, los monaguillos, las hermanas de la caridad y, sobre todo, a los feligreses.

   ¡Ay Dios! Los feligreses son los peor parados. Van a misa los domingos  y fiestas de guardar, meten dinerito en los limosneros, son fieles hasta la muerte al maestro Yoda y, casi Mas, a Chewacca. y ¡toma!, todos los óbolos, para la abadía de Andorra.
   Veremos si los feligreses siguen a los honorables jerarcas con lo del cisma de occidente, para que sigan engordando los monjes andorranos y suizos.   
      ¡Ay Dios! ¡Que país!