jueves, 11 de mayo de 2017

Fuentes de Madrid. La Fuente del Rey

   Situada al borde de la carretera de Castilla,  en el nudo del Puente de los Franceses.  Es difícil imaginar este paraje dentro de los límites la Casa de Campo, siendo un apacible lugar de descanso y recreo para monarcas e infantes. 
  Así fue desde Carlos III  hasta la llegada de la Segunda República en el primer tercio del siglo XX, cuando el que hoy es el parque más extenso de Madrid dejó de pertenecer a la Corona y pasó a ser de uso público.
  
 La fuente fue levantada en el año 1780, dentro del proyecto de ampliación, acondicionamiento y mejora del Real Sitio de la Casa de Campo, que Carlos III encomendó a Francesco Sabatini , su arquitecto preferido hasta la entrada en escena de Juan de Villanueva.

   Dentro de este plan se construyeron, diferentes rejas y puentes, varios canales de riego y distintas fuentes. Aunque buena parte de este patrimonio se ha perdido, sí que han llegado hasta nosotros notables muestras arquitectónicas, como el bellísimo Puente de la Culebra, sobre el Arroyo de Meaques, y la Fuente del Rey, que hoy nos ocupa. 
   La fuente se articula alrededor de un cuerpo central, consistente en un prisma cuadrangular de piedra de granito. Su frontal presenta diferentes molduras, entre las cuales asoma la cabeza de un león, en cuya boca hay instalado un caño. Éste arroja agua sobre un pequeño pilón semicilíndrico, que se encuentra debajo las fauces del animal. 
El monolito está rematado con una cornisa, de saliente muy pronunciado. En la parte superior de ésta, descansa un dado de caliza, en el que figura la siguiente inscripción: FUENTE DEL REY, AÑO DE 1780. 
En la coronación, hay instalado un reloj de sol, formado por una esfera de piedra, que aparece suspendida sobre una barra metálica, dispuesta verticalmente.
El conjunto se completa con dos enormes pilas con planta de arco, que se extienden a ambos lados del cuerpo principal. Reciben el agua de dos caños, ubicados en los costados del monolito, y la depositan a dos pilones semicilíndricos, situados en los extremos. En total se contabilizan cinco caños y cinco vasos.

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