sábado, 8 de julio de 2017

Pensamientos de Rabindranath Tagore. 2ª entrega

No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor.
Un entendimiento todo lógica es como un cuchillo de hoja sola, que hiera la mano de su dueño.

La patria no es la tierra. Sin embargo, los hombres que la tierra nutre son la patria.

Leemos mal el mundo, y decimos luego que nos engaña.


Los hombres son crueles, pero el hombre es bueno.
Llevo en mi mundo que florece todos los mundos que han fracasado.



El entendimiento agudo y sin grandeza, lo pincha todo, pero nada mueve.
El pájaro quisiera ser nube; la nube, pájaro.


Tú no ves lo que eres, sino su sombra.

No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo.

Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.
El que se ocupa demasiado en hacer el bien no tiene tiempo de ser bueno.

Qué pequeña eres brizna de hierba. Sí, pero tengo toda la Tierra a mis pies






Contactos de Tagore con intelectuales

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A lo largo de su vida, Tagore mantuvo múltiples contactos con otros intelectuales de su tiempo, incluyendo a Henri Bergson, Albert Einstein, Robert Frost, Mahatma Gandhi, Thomas Mann, George Bernard Shaw, Victoria Ocampo, H. G. Wells y Romain Rolland.


Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí (ésta dominaba el inglés, por su familia bilingüe de Puerto Rico) empezaron a traducir a Tagore del inglés en 1915, con La luna nueva y El jardinero;2 y prosiguieron esa tarea abundantemente, tanto con su teatro y su poesía como con su prosa. Fue una verdadera recreación, que tuvo enorme eco en los escritores de lengua española de todo el mundo. Se sabe por el archivo de Juan Ramón Jiménez que hubo un proyecto de viaje de Tagore y su hijo en abril de 1921, con un recorrido por los alrededores de Madrid (o acaso Andalucía) y una fiesta en la Residencia de Estudiantes, con intervención de Federico García Lorca. Finalmente, el poeta se refugió en su Santineketan.3

Particularmente famoso fue el encuentro Tagore-Einstein que tuvo lugar en el hogar de Einstein en Kaputh (Berlín) el 14 de julio de 1930; la segunda parte de la conversación fue cuando Einstein visitó a Tagore en la casa de un amigo común, el Dr. Mendel. Discutieron sobre una amplia variedad de temas incluyendo la epistemología, ontología, teoría musical y creatividad.

En su viaje hacia Perú, contrajo una enfermedad que lo obligó a hacer reposo en Argentina durante dos meses en 1924. Allí conoce a la escritora argentina Victoria Ocampo, con quien entablaría una gran amistad. Ella le pagaría su estadía en Buenos Aires, en la quinta Miralrío, los dos meses que él estuvo en reposo. En su estadía, él escribió un poema de amor para Victoria que el bengalí la título "Puravi", en un volumen dedicado a "Vijaya", como él cariñosamente la llamaba. Antes de morir, el compuso otro poema hacia ella, contando la admiración de ser una mujer transgresora para la época. En 1930, se volvieron a ver, ya que Victoria Ocampo, organizó una exhibición en París, con los extraños dibujos que Tagore componía en sus manuscritos.

Comenzó a pintar a los 60 años, realizando varias y exitosas muestras de su arte en gran parte de Europa. Murió en su Jorasanko el 7 de agosto de 1941, un día que aún es recordado en actos públicos dentro del mundo de habla bengalí.

Estas influencias le sirvieron de base para declarar un pensamiento célebre y significativo, tal como se recoge en la siguiente frase:

“Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos.” 

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