El 16 de agosto de 1867, Isabel II permitió la navegación pública dentro del Estanque del Retiro, mediante el arrendamiento de las instalaciones. El citado año fue inaugurado el servicio de paseos en barca, con la asistencia de remeros profesionales, y posteriormente fueron abiertos los primeros establecimientos hosteleros en las orillas.
Los madrileños disfrutaban de una nueva atracción, en plenas fiestas de la Paloma, de San Lorenzo y de San Cayetano. A pesar de la carestía de los alquileres, la concurrencia era grande sobre todo los fines de semana. Las barcas unían a la clase popular con los madrileños más elegantes.Las barcas de primera clase costaban cinco reales, mientras que las de segunda se alquilaban a un real. Para el nuevo servicio de alquiler se añadió un segundo embarcadero al estanque.

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