jueves, 21 de diciembre de 2017

La leyenda de la Reina Loba. Ourense

La leyenda de la Reina Loba  Cuentan que, en la provincia de Ourense, hace mucho tiempo ya, vivió una poderosa mujer, tan cruel y soberbia, que era llamada por los campesinos del lugar, "la Reina Loba".
 Para su manutención, obligaba a sus súbditos a entregarle, cada día, una vaca, un cerdo, y una carreta llena de otros alimentos.

 Las familias campesinas se turnaban en esta entrega de vituallas, por miedo a los servidores de la Loba, que arrasaban e incendiaban casas y cosechas, y asesinaban a todos los habitantes de las aldeas en las que alguna familia se hubiese negado a entregar lo que se les reclamaba.


  En este clima de terror vivía la comarca entera, cuando le llegó el turno de entregar los alimentos al pueblo de Figueirós. Sus vecinos se reunieron en asamblea, y decidieron no pagar un tributo que les arruinaba .

Lobo
  Pero decir ""no pagaremos"", no era suficiente, porque la reina mandaría contra ellos a sus huestes, y serían perseguidos y muertos.


  Decidieron que si habían de morir de hambre o a manos de los sicarios de la Loba, mejor era morir combatiendo contra ella, así que se armaron lo mejor que pudieron.


 Hicieron lanzas y jabalinas, arcos y flechas, tomaron piedras y garrotes, y en la oscuridad de la noche, se pusieron en marcha hacia el castillo de la malvada mujer.


  La Loba y sus secuaces, dormían. Fiados en el terror que infundían en la comarca, descuidaron la vigilancia. Nunca nadie se había atrevido a desafiar su poder, ni contaban con que tal cosa pudiera suceder.


  Sigilosamente, los vecinos de Figueirós, treparon murallas y abrieron puertas sorprendiendo a los sicarios de la Loba.

Fragmento de la tabla «Traslado del cuerpo de Santiago el Mayor ante el palacio de la reina Lupa», de Martín Bernat (1480 - 1490)
 Un breve, pero encarnizado combate, dio la victoria a los lugareños, que se lanzaron escaleras arriba en busca de su opresora.


  La Loba, se había refugiado en la torre más alta, pero ninguna puerta era lo bastante segura para resistir a los decididos vasallos, la Loba corrió hacia la ventana y se arrojó al vacío, muriendo destrozada sobre las rocas.


  Con su muerte, acabó el suplicio de los habitantes de la comarca, que recordaron durante siglos, en romances y canciones, el valor de los vecinos de Figueirós. 


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