Como en anteriores Caminos y este va a ser el sexto, la incertidumbre te embarga, no sabes si vas a ser capaz de llegar a Santiago o tendrás volver grupas en cualquier pueblo del recorrido.
He visto a tantos peregrinos jóvenes, preparados, llenos de ilusión que con todo el dolor de su corazón han tenido que aplazar el objetivo para otro año.
Todos queremos llegar y es una gozada encontrarte delante de la catedral de Santiago, pero también hay que tener en cuenta que Caminos hay muchos y la salud es lo más importante.
Si no cumpliera el objetivo no lo tomaré como un fracaso personal, más bien como un hasta luego.
De todas formas, hoy por hoy, estoy convencido de que voy a llegar, que voy a sufrir, que me va a costar mucho, que me dolerán cada uno de los huesos y músculos de mi cuerpo, pero que al final cumpliré mi promesa y podre abrazar al señor Santiago el 16 o 17 de junio.
Como os decia, cuerpo y mente están armonía y dispuestos a empezar a caminar el 1 de junio.
¡Buen Camino!
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