Hay campanas célebres por su tamaño, por su valor, por la distancia a que se oye su tañido, por su antigüedad o sabe Dios porqué; la de Velilla, es famosa porque tañe sola, o mejor dicho tañía, porque ya hace siglos que nadie ha visto u oído el prodigio.
Tan notable campana se llama "Mª Pilar Nicolasa del Milagro", llegó en tiempos remotos de los godos desde el mediterráneo, pero eso es otra historia que abordaremos en la sección de leyendas, hoy se ubica en la ermita de S. Nicolas de Bari en Velilla de Ebro.
La tradición oral afirma que tañía tristemente comunicando mensajes extraordinarios, normalmente trágicos.
La campana tiene esta inscripción en la parte de arriba: "Christus vivit, Christus regnat, Christus imperat, Christus ab omni malo nos defendat” y luego los números MCCCCLIX, que denotan el año en que se labró, un santo Ecce Homo con estos números XXXVIII y en la parte inferior se repite cuatro veces las palabras "Te Deum Laudamus…”.
Otra particularidad que tiene es que el badajo, en vez de moverse como lo hacen todas, repica en cruz, primero a oriente, a poniente después, luego al norte y, por último, a mediodía, señalando así los cuatro puntos cardinales del mundo; y por si no era éstas bastantes maravillas, se afirma que el badajo ha crecido algunas veces hasta más de un palmo, volviendo luego a su primitiva longitud.
No hay que decir cuántas y cuáles habrán sido las extraordinarias hipótesis con que se ha querido explicar el prodigio; atribuyendo unos a hechicería, otros haber sido fundida la campana bajo la influencia de alguna constelación particular, éstos a que en su fundición pudo entrar una de las monedas en que Judas vendió a su Maestro, aquellos, en fin, a ensalmo producido por el siguiente verso en ella grabado y atribuido a la Sibila de Cumas.
"Christus rex venit in pace, et Deus homo factus est". Verdad es que no falta tampoco quién crea que, por lo menos algunas veces, la prodigiosa campana ha repicado de orden superior, obedeciendo a cualquier designio político.
"Christus rex venit in pace, et Deus homo factus est". Verdad es que no falta tampoco quién crea que, por lo menos algunas veces, la prodigiosa campana ha repicado de orden superior, obedeciendo a cualquier designio político.
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