viernes, 20 de julio de 2018

Campana. Honorata y Eulalia. Barcelona


Las campanas Eulalia y Honorata. La primera fue bautizada por Alfonso XII; la segunda sustituye a una mandada retirar por Felipe V, como castigo por ser repicada en todos los motines de la Ciudad Condal Honorata y Eulalia son las dos campanas que más trabajan de la Catedral  de Barcelona. Estan ubicadas en el campanario civil o del reloj, que es aquel que se encuentra sobre el portal de San Ivo, junto al del Tinell. 
  Aquí se encuentran fijas pero con unos martillos laterales que sirven para tocar las horas -en el caso de Eulàlia- y los cuartos -en el caso de Honorata. Ambas fueron fundidas el 11 de agosto de 1865: la primera pesa 5,4 toneladas y la segunda 750 kg. El 2 de noviembre de 1865 las campanas fueron izadas bajo un gran clamor popular. Sonaron por primera vez el 9 de noviembre de 1865, a las 4.30h, hasta que en enero del año siguiente se automatizaron.
    Antes de esta fecha histórica, ya hubieron otras Honoratas. La verdad que la vida de la campana Honorata ha sido un tanto azarosa. 

     La primera de la que se tiene constancia es la que se colocó en 1393 y que servía para anunciar las horas a  los ciudadanos. Duró mucho tiempo hasta que el 16 de marzo de 1714, a causa de uno de los proyectiles que cayó en la ciudad durante la Guerra de Sucesión, se estropeó.

   En septiembre del mismo año, con la entrada de Felipe V en Barcelona, Honorata tocó el somatén durante el asedio. El rey, por castigo al pueblo por su insurrección, destruyó la campana. El año 1762 se fundió la segunda Honorata que fue castigada de nuevo el 13 de agosto de 1773 por haber sido utilizada para tocar el somatén en los tumultos producidos ese año. Tuvieron que pasar 90 años para volver a tener una nueva Honorata.


Resultado de imagen de la campana eulalia de barcelona
   La Honorata actual fue cuidadosamente fundida en un solar cercano a la Vía Layetana, a mediados del siglo XIX. Su peso es enorme y, propósito de esto, se cuenta que al ser trasladada a la catedral, con mucho esfuerzo parecía que nunca podría llegar a su destino. Entonces los chicos que presenciaban la maniobra se comprometieron a trasladarla ellos, si les facilitaban una soga lo suficientemente larga. El trabajo quedó para el día siguiente, en que se presentaron doscientos dos voluntarios, de diez a doce años, que con maña y esfuerzo tiraron de la larga cuerda y, muy ufanos, trasladaron la campana hasta el portal de la catedral, donde había de ser bendecida y bautizada como la nueva Honorata. 
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  Efectuada la ceremonia de otro tirón la condujeron hasta el pie de la torre que debía cobijarla, pero no contaron con la tarea complicada de subirla hasta lo alto. Fueron precisas treinta parejas de bueyes, con cuya ayuda lograron hacerla ascender hasta el nivel de los ventanales altos del campanario, sin conseguir que llegara al sitio a que estaba destinada. Por fin, una voz aconsejó que mojaran las cuerdas pues es sabido que el cáñamo humedecido se encoge. Así lo hicieron y la campana quedó colocada en su puesto.
   As que en 1865 llegó la actual Honorata a su sitio para sincronizarse con su compañera Eulalia y así cumplir con su misión de dar las horas y los cuartos, respectivamente.

Documento relativo al traslado de la campana «Honorata desde la fundición a la torre del Reloj, de la catedral barcelonesa, donde fue instalada, según cuenta la tradición, ciento dos muchachos realizaron la maniobra, lo que gráficamente se muestra en la parte inferior del grabado. Se acompaña el documento de los escudos de los consejeros que reglan entonces (1763) el Ayuntamiento de Barcelona.
Documento relativo al traslado de la campana «Honorata desde la fundición a la torre del Reloj, de la catedral barcelonesa, donde fue instalada, según cuenta la tradición, ciento dos muchachos realizaron la maniobra, lo que gráficamente se muestra en la parte inferior del grabado. Se acompaña el documento de los escudos de los consejeros que reglan entonces (1763) el Ayuntamiento de Barcelona.

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