Tomada la ciudad, gran parte de los habitantes musulmánes se negaron a abandonar la ciudad, habían nacido allí y prefirieron continuar su vida bajo el dominio cristiano.
Los regidores decidieron que cada pueblo se instalara en los diferentes barrios que había en la ciudad en aquella época, separados unos de otros.
En uno de esos barrios donde se ubicaban los musulmanes, vivía la mujer más bella de la ciudad, la joven se había enamorado de un oficial de las tropas del ejército cristiano, encargadas de vigilar y asegurar la calma entre las diferentes comunidades.
Su amor lo debían mantener en secreto, ya que cualquier contacto estaba vetado, esta situación provoco que se tuvieran que ver a escondidas por una pequeña ventana de la residencia de ella.
La situación se complicó cuando el padre de la joven, procedió a casar a su hija con el joven que había pedido su mano, ante esta situación, ella se negó y rechazo el casamiento.
Sin entender el motivo de tal rechazo, el joven no se dio por vencido y empezó a investigar cual podían ser sus razones para negarse a ser su esposa.
Por otro lado. los dos enamorados, el soldado y la joven, tuvieron la idea de que si se casaban ya nada podría separarlos.
La intención de los jóvenes era, escapar sigilosamente la noche siguiente. Quedaron a la doce en la torre Mangana que en aquella época era la torre principal, para ir a buscar al cura que les uniese como matrimonio cristiano.
Cuando entro la noche y llego la hora, salieron en busca el uno del otro, de nada sirvió, el moro despechado que vigilaba los pasos de la pareja, al frente de un grupo, atacó y mató al joven soldado, por lo cual nunca llegaron a poder reunirse esa noche.
Tuvieron que pasar varios meses, hasta que la verdad fue revelada a la joven, del porque su amado caballero nunca llego al sitio que habían escogido para reunirse. En ese mismo instante que se enteró de esta noticia, la bella musulmana intento suicidarse para estar con su amado en los reinos del cielo, cosa que impidió el cura amigo presente en la misma habitación.
También le advirtió que el sacrificio estaba negado para los cristianos y si se suicidaba jamás iría al Cielo a reunirse con su amor.
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