viernes, 15 de marzo de 2019

Leyendas. El Callejon de los jacintos. Toledo

    
Resultado de imagen de imagen de callejon de los jacintos  Bajaba por la cuesta del Bis-Bis, un arrogante caballero, con su tizona toledana y embozado en una capa de paño. Tintinean las espuelas en el suelo empedrado de las estrechas callejas.
 Cerca a la judería,  en un mesón, toma un vino el caballero, mientras todos los presentes le observan al  llegar.    Rápidamente abandona el lugar y deja tras sí los murmullos que dicen con desprecio: Don Diego de Sandoval es aquél, “el Judío”,  Con ese apodo es conocido el duque por nobles y plebeyos, todo debido a los amores que siente por  Salomé, la judía, que se muestra esquiva y fría y le niega sus favores.
Resultado de imagen de imagen de callejon de los jacintos  En esta noche de luna, Don Diego entra en la judería, en una estrecha calleja, en una blanca mansión con gran reja bien forjada y tras un muro de jacintos se cubría, ella  vivía.
  Ella el balcón no abre, pues esquiva y aleja a Don Diego, y éste desea saber el por qué de tal afrenta… Don Diego tiembla de ira, gime de amor despechado y con desdén y amor mira, por los jacintos cerrados, ese balcón, tras el que el duque, pretendido y enamorado observa. Oye tras la celosía a Salomé, reír y cantar con su familia, sin saber el motivo de tal alborozo.

“La luna se está apagando,
la noche es tiniebla pura;
espectros andan vagando
por la calleja oscura.”


   El hace un manojo de jacintos, y con el pomo de su puñal golpea el ventanal, que Salomé no place abrir…

    De improviso, un estrépito estalla al pie de aquél vano, y el duque de Sandoval cae en tierra agonizando, y los jacintos blanquean el rojo manantial que con su sangre está brotando.




“Cuando el día amaneció
todos preguntan quién
al duque anoche mató,
unos dicen que fue él,
otros: No, que el diablo fue,
y otros: castigo de Dios.

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