Leyendas. La Tarasca. Trascón

 

   Cuenta la leyenda que una criatura  devastaba el territorio de Tarascón en la Provenza.  Los diputados de la ciudad, atraídos por las historias de milagros atribuidos a los siervos de Dios Marta, Magdalena y Máximo y aprovechando que se encontraban en Aix.

  Fueron a suplicarles que derrotaran al monstruo que devastaba su territorio. Marta tomó permiso de Magdalena y de Máximo, y siguió a estos hombres.

  Al llegar a las puertas de la ciudad todo el pueblo los esperaban, pero al verla a ella sola, muchos le dijeron que no tenían esperanza de que una sola mujer pudiera vencer a ese poderoso monstruo. Ella sólo respondió preguntando dónde se encontraba ese famoso dragón. Entonces se le mostró un pequeño bosque cercano a la ciudad, y  se dirigió allí enseguida y sin ninguna defensa.

  Luego se escucharon algunos rugidos, y todos en el pueblo temblaron y se compadecían de esa pobre mujer, que había emprendido un trabajo en vano, sin armas, y a un lugar en donde ningún hombre armado del pueblo se atrevía a ir. Pero pronto los rugidos cesaron, y Marta reapareció, portando una pequeña cruz de madera en una mano, y en la otra al monstruo, atado a una cinta que ella había tomado de sus vestiduras. Así avanzó en medio de la ciudad, glorificando el nombre del Salvador y entregando al pueblo al dragón, como si fuera un juguete y aun ensangrentado de su ultima victima.

    En esta leyenda descansa la veneración que dedicaron a santa Marta los habitantes de Tarascón. Una fiesta anual perpetúa el recuerdo de la victoria de la santa sobre la Tarasca, ya que el dragón tomó el nombre de la ciudad afectada por él.