domingo, 7 de abril de 2019

Pensamientos de Felipe II de España

Portrait of Philip II of Spain by Sofonisba Anguissola - 002b.jpg  Felipe II de España, llamado «el Prudente» (Valladolid, 21 de mayo de 1527-San Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de España​ desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y los Algarves —como Felipe I— desde 1580, realizando la tan ansiada unión dinástica que duró sesenta años. Fue asimismo rey de Inglaterra e Irlanda iure uxoris, por su matrimonio con María I, entre 1554 y 1558.
   Murió el 13 de septiembre de 1598 a los 71 años de edad, en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, para lo cual fue llevado desde Madrid en una silla-tumbona fabricada para tal fin.  
  Su reinado se caracterizó por la exploración global y la expansión territorial a través de los océanos Atlántico y Pacífico. Con Felipe II la Monarquía Española llegó a ser la primera potencia de Europa y el Imperio español alcanzó su apogeo. Fue el primer imperio de ámbito mundial. Por primera vez en la historia, un imperio integraba territorios de todos los continentes habitados.

"No hay hombre bueno que no pueda ser mejor, ni hombre malo que no pueda ser peor.“


“Administrad la justicia con ecuanimidad y rectitud y, si es necesario, con rigor y ejemplaridad. Pero cuando la naturaleza de las gentes y las cosas lo permitan, sed también misericordioso y benigno” 

“Quien posee la isla de Cuba tiene la llave del Nuevo Mundo.”

“En mis dominios nunca se pone el Sol.” 

“Jamás cometí una injusticia a sabiendas.” 

“Recibe lo que es tuyo y da al prójimo lo suyo.” 

“Vísteme despacio que llevo prisa.” 

“Y aun si mi hijo fuera hereje, yo mismo traería la leña para quemarle.” 

“No he enviado a mi flota a luchar contra los elementos.” 

“En mi imperio nunca se pone el sol.” 

“Podéis asegurar a Su Santidad que antes de sufrir la menor cosa en perjuicio de la religión o del servicio de Dios, perdería todos mis Estados y cien vidas que tuviese, pues no pienso, ni quiero ser señor de herejes... y si no se puede remediar todo como yo deseo, sin venir á las armas, estoy determinado de tomallas...” 

“Nuestra es Amberes.”

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