Sobre el monasterio de San José de Carmona existe un escrito que, según los investigadores, es de dudosa veracidad.
Este legajo esta muy cercano a la leyenda del lugar, fue escrito por José Díaz de Alarcón, escribano y Juan Rodrigo Perea, fraile dominico, en unión con alguaciles y demás fuerzas públicas y religiosas, los cuales relataban los hechos de la siguiente manera:
"En la mañana del 20 de noviembre de 1680 ingresa en el monasterio de Carmona don Jaime Maldivas, un joven aspirante a noviciado, cuya descripción que hacían del mismo era la de un hombre alto, de cejas pobladas y nariz aguileña.
Este nunca participaba en la vida en común del monasterio, pues presentaba una actitud distante y solitaria.
Los frailes dormían con las puertas de sus celdas cerradas bajo llave. En una fría mañana de noviembre, uno de ellos despertó, y al ver que su puerta aún no estaba abierta, se puso a meditar pensando que era temprano. Después de esperar un largo tiempo, escuchó unos pasos que provenían del pasillo, y al poco tiempo, notó como su puerta quedaba abierta.
En ese mismo instante, salió y comprobó como el resto de celdas estaban vacías. Rápidamente, acudió a la capilla, donde pudo comprobar que no había nadie. Empezó a escuchar lamentos a media voz que provenían de la cocina, los cuales se hacían cada vez más fuertes en cuanto se acercaba al sótano de la misma.
Entre la oscuridad, dicho fraile pudo observar como en los diversos ganchos que pendían del techo, los cuales estaban destinados al cuelgue de jamones, carnes y embutidos, yacían muertos el resto de moradores del monasterio. Entre los cadáveres, al fondo de la sala, según el relato del mismo, pudo observar la figura del mismísimo diablo, el cual le espetó: “Ve y di que Satán está aquí”.
Otra de las peculiaridades que se plasman en dicho documento es la relativa al enterramiento de los frailes. Según el alguacil Alonso Sanz, en el momento de dar sepultura a los miembros de la comunidad en las inmediaciones del convento, fueron muchos los testigos del lugar que presenciaron un extraño oscurecimiento del cielo, del cual aparecían dos columnas de fuego, y entremedias, la visión de un rostro horrible en forma de alimaña. Acto seguido, cayó de manera fulminante un rayo de luz blanca del cielo con forma más humana. Los allí presentes huyeron despavoridos".
Este legajo esta muy cercano a la leyenda del lugar, fue escrito por José Díaz de Alarcón, escribano y Juan Rodrigo Perea, fraile dominico, en unión con alguaciles y demás fuerzas públicas y religiosas, los cuales relataban los hechos de la siguiente manera:
"En la mañana del 20 de noviembre de 1680 ingresa en el monasterio de Carmona don Jaime Maldivas, un joven aspirante a noviciado, cuya descripción que hacían del mismo era la de un hombre alto, de cejas pobladas y nariz aguileña.
Este nunca participaba en la vida en común del monasterio, pues presentaba una actitud distante y solitaria.
Los frailes dormían con las puertas de sus celdas cerradas bajo llave. En una fría mañana de noviembre, uno de ellos despertó, y al ver que su puerta aún no estaba abierta, se puso a meditar pensando que era temprano. Después de esperar un largo tiempo, escuchó unos pasos que provenían del pasillo, y al poco tiempo, notó como su puerta quedaba abierta.
En ese mismo instante, salió y comprobó como el resto de celdas estaban vacías. Rápidamente, acudió a la capilla, donde pudo comprobar que no había nadie. Empezó a escuchar lamentos a media voz que provenían de la cocina, los cuales se hacían cada vez más fuertes en cuanto se acercaba al sótano de la misma.
Entre la oscuridad, dicho fraile pudo observar como en los diversos ganchos que pendían del techo, los cuales estaban destinados al cuelgue de jamones, carnes y embutidos, yacían muertos el resto de moradores del monasterio. Entre los cadáveres, al fondo de la sala, según el relato del mismo, pudo observar la figura del mismísimo diablo, el cual le espetó: “Ve y di que Satán está aquí”.
Otra de las peculiaridades que se plasman en dicho documento es la relativa al enterramiento de los frailes. Según el alguacil Alonso Sanz, en el momento de dar sepultura a los miembros de la comunidad en las inmediaciones del convento, fueron muchos los testigos del lugar que presenciaron un extraño oscurecimiento del cielo, del cual aparecían dos columnas de fuego, y entremedias, la visión de un rostro horrible en forma de alimaña. Acto seguido, cayó de manera fulminante un rayo de luz blanca del cielo con forma más humana. Los allí presentes huyeron despavoridos".
Fuentes:
-Elcorreodeandalucia (2015). El misterio del monasterio del diablo.
-Mundoparapsicologico (2017). Investigación en el monasterio abandonado de Carmona.
-Sevillasecreta.co (2017). Los fantasmas del monasterio abandonado de Carmona.
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