Viendo la televisión estos días, me ha dado pena y vergüenza, mucha vergüenza. Ademas de la violencia, la barbarie, la insensatez, la parálisis intelectual y el borreguismo ilustrado, tengo que añadir, la cobardía de unas generaciones que han crecido en una sociedad del bienestar, en libertad y democracia.
Unos jóvenes que necesitan disfrazarse para ejercer su derecho a la queja, que tienen que taparse la cara para manifestarse, jóvenes insanos, presos de la violencia, irresponsables. Con su actitud indican de antemano que lo que van hacer es algo sucio, dañino e ilegal. Se condenan ellos solos, pero bueno es normal, a estos jovenzuelos que no reconocen la legalidad, la justicia, la democracia y el orden establecido no se les puede pedir más, no dan más de si.
No se quién, ni donde se han instruido, más bien creo que lo que han recibido es un adoctrinamiento a la vieja usanza, como en la Alemania de Hitler o en Italia de Musolini. Son jóvenes ajados, rancios, sucios.
Que pena, que tristeza me da comprobar que después de cuarenta años de la desaparición de la momia que van a sacar el jueves, la sociedad de este país ha evolucionado tan poco, que esta juventud es prueba inequívoca del verdadero fracaso escolar de este país. El fracaso de la transmisión de los valores fundamentales, la libertad y la democracia.
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