Cuenta la leyenda que corría de boca en boca la profecía de que mientras que un rat penat (murciélago) volara todas las noches, la ciudad de Valencia se mantendría en poder de los musulmanes.
Por aquél entonces el Rey cristiano, Jaume I, estaba acampado con sus tropas fuera de las murallas, en el arrabal de Russafa,
con el propósito de tomar la ciudad de Valencia. Una mañana comprobaron que un rat penat dormía en lo alto y oscuro de la tienda real, enterado el Rey ordenó que no lo matasen pues podía ser un buen augurio.
con el propósito de tomar la ciudad de Valencia. Una mañana comprobaron que un rat penat dormía en lo alto y oscuro de la tienda real, enterado el Rey ordenó que no lo matasen pues podía ser un buen augurio.
Pasó el tiempo y una noche, cuando todos dormían tranquilos, se oyó un sonido muy extraño cerca de la tienda del Rey. Rápidamente las tropas se pusieron en guardia y se comprobaron que el ejército musulmán se hallaba muy cerca del campamento y que intentaban un ataque sorpresa.
Ambos bandos se enfrentaron en una terrible lucha, con el final de una victoria de las tropas cristianas. Terminada la batalla, el Rey quiso saber el origen del misterioso sonido que había alertado a su ejército, poniéndoles en guardia y permitiendo así hacer frente al enemigo. Descubrieron asombrados como el rat penat había estado golpeándose contra un tambor hasta despertarlos a las tropas.
En agradecimiento al rat penat, Jaume I hizo poner al rat penat en la parte más alta del escudo de Valencia y en su yelmo de guerra.
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