Tras viajar sin descanso muchos días logro embarcarse sin destino definido, la suerte lo condujo hasta el más lejano poniente, Denia.
Y Judas, jadeante, se encontró con la subida del Collado, para pasar el barranco cortado a pico... "El Mascarat".
Muerto en el alma y agotado en el cuerpo, se sentó en una piedra; una piedra lisa donde poder encontrar el imposible reposo. Y aunque siguió huyendo... allí quedó su huella para la eternidad.
"La Culada de Judas".
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