Es increíble cómo cambia la vida de un momento a otro. Hay cosas, como estas que están sucediendo, que solo podían pasar en las películas o en países lejanos... aquí, en el primer mundo, eran imposibles. Pues no, está pasando y lo estamos sufriendo en nuestras carnes.
Nuestra zona de confort, como dicen los pedantes, se ha hecho añicos, nuestra seguridad ha desaparecido de un plumazo. El miedo se ha instaurado en nuestras vidas, somos zombis deambulando por los pasillos de nuestras casas, estamos en estado de shock, se nos ha hundido el mundo.
Supongo que esto es lo más parecido a lo que sintieron nuestros abuelos y padres en el comienzo de la guerra civil. Esto también es una guerra, una guerra bacteriológica.
Cuando salgamos de este marasmo, que vamos a salir, nada será igual, seguiremos viviendo en los mismos sitios, compraremos donde siempre, pasearemos por los mismos parques, nos relacionaremos con casi la misma gente..., pero no será lo mismo. Del más pequeño, al más mayor, vamos a quedar marcados para siempre.
Supongo que esto es lo más parecido a lo que sintieron nuestros abuelos y padres en el comienzo de la guerra civil. Esto también es una guerra, una guerra bacteriológica.
Cuando salgamos de este marasmo, que vamos a salir, nada será igual, seguiremos viviendo en los mismos sitios, compraremos donde siempre, pasearemos por los mismos parques, nos relacionaremos con casi la misma gente..., pero no será lo mismo. Del más pequeño, al más mayor, vamos a quedar marcados para siempre.
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