viernes, 31 de julio de 2020

Leyendas y lugares. El rinoceronte y la calle de la Abada - Madrid

Calle de la Abada - Wikipedia, la enciclopedia libre   Cuenta la leyenda que durante el reinado de Felipe II,  en el siglo XVI,  llegaron a la capital unos feriantes portugueses. Los lusos se instalaron junto al monasterio de San Martín con extraños instrumentos y algo mucho más fascinante: una abada, es decir, un rinoceronte, una criatura desconocida en aquella época en España. Allí montaron su campamento los portugueses que celebraban fiestas y alborotaban con su música. Los madrileños hacían colas interminables para poder ver de cerca al fantástico animal, incluso pagando una pequeña cantidad.
   Entre todas las personas que se acercaban al animal, se encontraba el hijo de un hornero que comenzó a dar de comer al animal los bollos y los panes que sacaban de su establecimiento. Con el tiempo, el rinoceronte y el chico establecieron lo que podríamos llamar «una amistad» así que, a modo de presente, el joven llevó a la abada un bollo recién horneado.
Leyendas de Madrid | Mad4you   Al comerlo, el animal se sorprendió de lo mucho que ardía, enloqueció y entre embestidas y sacudidas acabó con la vida del chico.
    El abad de San Martín, al enterarse de lo ocurrido, decidió echar a los portugueses ante la magnitud de la desgracia. Y estos, tal vez a mala idea, tal vez por un despiste, dejaron suelto al animal que, en su huida, acabó con la vida de 20 personas, o eso es lo que ha llegado hasta nuestros días. Muchos madrileños se echaron a las calles para intentar dar caza al rinoceronte hasta que finalmente, no se sabe si tal vez con ayuda de los portugueses, el animal murió.
El rinoceronte asesino de Madrid « desdeSoria // Periódico digital ...    En conmemoración por el triste incidente se nombró la vía como «calle de la Abada». Existe también otra versión que dice que el rinoceronte fue en realidad un regalo al propio rey Felipe II que decidió traer a la recóndita bestia a la capital para demostrar ante sus súbditos su poder. Fuera cual fuese la historia real, la abada, que es la palabra portuguesa para llamar al rinoceronte, quedó marcada para siempre en la historia de Madrid.


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